1858-1953: Cien años de soledad
Habiendo abandonado los Grundrisse en mayo de 1858 para hacerle campo al trabajo en la Contribución a la crítica de la economía política, Marx utilizó partes de ellos en la composición de este último texto; pero luego casi nunca volvió a tomar nada de dichos manuscritos. De hecho, aunque era costumbre suya invocar sus propios estudios previos, e inclusive transcribir pasajes enteros de ellos, ninguno de los manuscritos preparatorios para El capital, con excepción de aquellos de 1861-1863, contiene referencia alguna a los Grundrisse. Permanecieron en medio de todos los demás borradores que él no tenía intención de utilizar por cuanto quedó cada vez más absorto en la resolución de problemas más específicos que aquellos que había tratado en los manuscritos.
No puede existir certeza acerca de este asunto, pero es probable que ni siquiera Friedrich Engels haya leído los Grundrisse. Como es bien sabido, Marx solamente logró completar el primer volumen de El capital para cuando falleció y los manuscritos inconclusos destinados a los volumenes segundo y tercero fueron seleccionados y ensamblados por Engels para su publicación. En el transcurso de aquella actividad, él debe haber examinado docenas de cuadernos que contenían esbozos preliminares de El capital, y es plausible suponer que, cuando estaba colocando algún orden en las montañas de papeles, haya hojeado los Grundrisse y concluído que se trataba de una versión prematura del trabajo de su amigo –anterior inclusive a la Contribución a la economía política de 1859– y que por consiguiente no podía ser utilizada para sus propósitos. Adicionalmente, Engels nunca mencionó los Grundrisse, ni en sus prefacios a los dos volumenes de El capital cuya impresión él supervisó personalmente, ni en ninguna de las cartas de su vasta correspondencia.
Después de la muerte de Engels, una gran parte de los textos originales de Marx fue depositada en el archivo del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) en Berlín, en donde fueron tratados con la negligencia más absoluta. Los conflictos políticos en el interior del partido obstaculizaron la publicación del abundante material de importancia que Marx había dejado tras de sí; en realidad dichos conflictos condujeron a la disperción de los manuscritos y por largo tiempo hicieron imposible producir una edición completa de sus obras. Tampoco asumió nadie la responsabilidad de efectuar un inventario del legado intelectual de Marx, con el resultado de que los Grundrisse permanecieron enterrados junto con sus demás papeles.
La única parte de ellos que vio la luz durante este período fue la ‘Introducción’, que fue publicada por Karl Kautsky en 1903 en Die Neue Zeit [El nuevo tiempo], junto con una breve nota que la presentaba como un ‘borrador fragmentario’ fechado el 23 de agosto de 1857. Argumentando que se trataba de la introducción a la magna obra de Marx, Kautsky le dio el título Einleitung zu einer Kritik der politischen Ökonomie [Introducción a una crítica de la economía política] y sostuvo que ‘a pesar de su carácter fragmentario’ ella ‘ofrecía un gran número de nuevos puntos de vista’ (Marx 1903: 710 n. 1). En verdad el texto recibió considerable interés: las primeras versiones en otros idiomas fueron en francés (1903) y en inglés (1904), y pronto la obra se hizo aún más ampliamente conocida después de que Kautsky la publicara en 1907 como un apéndice a la Contribución a la crítica de la economía política. Siguieron más y más traducciones –incluyendo hacia el ruso (1922), el japonés (1926), el griego (1927) y el chino (1930) – hasta que se convirtió en una de las obras más comentadas de toda la producción teórica de Marx.
En tanto que la fortuna le sonreía a la ‘Introducción’, sin embargo, los Grundrisse permanecieron desconocidos por largo tiempo. Es difícil creer que Kautsky no hubiese descubierto la totalidad del manuscrito junto con la ‘Introducción’, pero él nunca mencionó nada al respecto. Un poco más tarde, cuando él decidió publicar algunos escritos previamente desconocidos de Marx entre 1905 y 1910, se concentró en una colección de materiales del período 1861-1863, a la cual le dio el título Teorías de la plusvalía.
El descubrimiento de los Grundrisse ocurrió en 1923, gracias a David Ryazanov, director del Instituo Marx-Engels (MEI) de Moscú y organizador de la Marx Engels Gesamtausgabe (MEGA), las obras completas de Marx y Engels. Luego de examinar el Nachlass en Berlín reveló la existencia de los Grundrisse en un informe dirigido a la Academia Socialista de Moscú acerca del legado literario de Marx y Engels:
Entre los papeles de Marx encontré otros ocho cuadernos de estudios económicos.
[…] El manuscrito puede fecharse a mediados de los años 1850 y contiene el primer borrador de la obra de Marx [El capital], cuyo título él aún no había fijado en aquel tiempo; [también] representa la primera versión de su Contribución a la crítica de la economía política (Ryazanov, 1925: 393-4).
‘En uno de aquellos cuadernos’, continúa diciendo Ryazanov, ‘Kaustky encontró la ‘Introducción’ a la Contribución a la crítica de la economía política’ – y considera los manuscritos preparatorios a El capital como elementos de ‘extraordinario interés por aquello que nos dicen acerca de la historia del desarrollo intelectual de Marx y de su método característico de trabajo e investigación’ (Ryazanov 1925: 394).
Bajo los términos de un acuerdo de publicación de la MEGA celebrado entre el MEI, el Instituto para la Investigación Social de Frankfurt y el SPD (el cual aún tenía la custodia del Marx y Engels Nachlass), los Grundrisse fueron fotografiados junto con muchos otros escritos sin publicar y comenzaron a ser estudiados por especialistas en Moscú. Entre 1925 y 1927 Pavel Veller del MEI catalogó todos los materiales preparatorios para El capital, el primero de los cuales fueron los propios Grundrisse. Para 1931 ya habían sido decifrados completamente y transcritos a máquina, y en 1933 una parte de ellos fue publicado en ruso como el ‘Capítulo sobre el dinero’, seguido dos años más tarde por una edición en alemán. Finalmente, en 1936, el Instituto Marx-Engels-Lenin (MELI, sucesor del MEI) adquirió seis de los ocho cuadernos de los Grundrisse, los cuales hicieron posible resolver los problemas editoriales restantes.
Por consiguiente, en 1939, el último manuscrito importante de Marx – un extenso trabajo perteneciente a uno de los períodos más fecundos de su vida – apareció en Moscú bajo el título que le había dado Veller: Grundrisse der Kritik der potilischen Ökonomie (Rohentwurf) 1857-1858. Dos años más tarde siguió un apéndice (Anhang) que incluía los comentarios de Marx de 1850-1851 acerca de los Principles of Political Economy and Taxation de Ricardo, sus notas sobre Bastiat y Carey, su propia tabla de contenidos para los Grundrisse, y el material preparatorio (Urtext) para la versión de 1859 de la Contribución a la crítica de la economía política. El prefacio de MELI a la edición de 1939 enfatizaba su excepcional valor: ‘el manuscrito de 1857-1858, publicado en su integralidad por primera vez en el presente volumen, marcó una etapa decisiva en la obra de Marx acerca de la economía’ (Instituto Marx-Engels-Lenin 1939: VII).
Aunque las directrices editoriales y la forma de publicación fueron similares, los Grundrisse no fueron incluídos en los volumenes de la MEGA sino que aparecieron en una edición separada. Más aún, la proximidad de la Segunda Guerra Mundial condujo a que la obra permaneciera virtualmente desconocida: los tres mil ejemplares se hicieron pronto muy escasos, y tan sólo unos pocos lograron cruzar las fronteras soviéticas. Los Grundrisse no aparecieron en las Sochineniya de 1928-1947, la primera edición rusa de las obras de Marx y Engels, y su primera reimpresión en alemán tuvo que esperar hasta 1953. Aunque es sorprendente que un texto tal como los Grundrisse fuese siquiera publicado durante el período de Stalin, con lo hereje que seguramente era respecto a los entonces indiscutibles cánones de diamat, el ‘materialismo dialéctico’ de estilo soviético, también deberíamos tener presente que se trataba en aquel entonces del más importante de los escritos de Marx que no circulaban en Alemania. Su eventual publicación en Berlín Oriental en treinta mil ejemplares constituyó parte de las celebraciones que marcaron el Karl Marx Jahr, el septuagésimo aniversario de la muerte de su autor y el 150avo de su nacimiento.
Escritos en 1857-1858, los Grundrisse sólo estuvieron disponibles para la lectura en todo el mundo a partir de 1953, luego de cien años de soledad.
500.000 circulando en el mundo
A pesar de la resonancia que tiene este importante nuevo manuscrito anterior a El capital, y a pesar del valor teórico que se le atribuye, las ediciones en otros idiomas aparecieron con lentitud. Otro extracto, después de la ‘Introducción’, fue el primero en generar interés: las ‘Formas que preceden a la producción capitalista’. Fue traducido al ruso en 1939, y luego del ruso al japonés en 1947-1948. Subsecuentemente, la edición separada en alemán de esta sección y una traducción al inglés ayudaron a asegurarle un amplio público lector: la primera, que apareció en 1952 como parte de la Kleine Bücherei des Marxismus-Leninismus [Pequeña Biblioteca del Marxismo-Leninismo], fue la base de las versiones húngara e italiana (1953 y 1954 respectivamente); en tanto que la última, publicada en 1964, ayudó a divulgarlo en los países de habla inglesa y, a través de traducciones en Argentina (1966) y España (1967), en el mundo de habla hispana.
El editor de esta edición inglesa, Eric Hobsbawm, añadió un prefacio que contribuyó a subrayar su importancia: Formaciones económicas pre-capitalistas, escribió, fue el ‘intento más sistemático’ por parte de Marx ‘de acometer el problema de la evolución histórica’, y ‘puede decirse sin vacilación que cualquier discusión histórica marxsista que no [lo] tenga en cuenta…debe ser resconsiderada a su luz’ (Hobsbawm 1964: 10). Más y más estudiosos alrededor del mundo comenzaron en verdad a ocuparse con este texto, el cual apareció en muchos otros países y suscitó por doquier importantes discusiones históricas y teóricas.
Las traducciones de los Grundrisse tomados en su conjunto comenzó a finales de la década de 1950. Su difusión constituyó un proceso lento aunque inexorable, el cual con el tiempo permitió una apreciación más completa de la obra de Marx y, en algunos aspectos, diferente. Los mejores intérpretes de los Grundrisse acometieron su lectura en el original, pero su estudio más amplio – entre estudiosos que no podían leer alemán y, por sobre todo, entre militantes políticos y estudiantes universitarios – sólo tuvo lugar después de su publicación en varios idiomas nacionales.
Los primeros en aparecer lo hicieron en Oriente: en Japón (1958-1965) y en China (1962-1978). Una edición rusa circuló en la Unión Soviética tan sólo en 1968-1969, como suplemento a la segunda edición aumentada de los Sochineniya (1955-1966). Su exclusión previa de ellas resultaba tanto más seria por cuanto había conducido a una ausencia similar de las Marx-Engels Werke (MEW) de 1956-1968, la cual reprodujo la selección de textos soviética. La MEW – la edición más ampliamente utilizada de las obras de Marx y Engels, así como la fuente de traducciones hacia la mayoría de los demás idiomas – se vio así privada de los Grundrisse hasta su eventual publicación bajo la forma de suplemento en 1983.
Los Grundrisse también comenzaron a circular en Europa Occidental a finales de la década de 1960. La primera traducción apareció en Francia (1967-1968), pero era de calidad inferior y tuvo que ser reemplazada por una más fidedigna en 1980. Una versión italiana vino luego entre 1968 y 1970, gracias a una iniciativa que, de manera significativa, provenía al igual que en Francia de una editorial independiente del Partido Comunista.
El texto fue publicado en español en la década de 1970. Si se excluye la versión de 1970-1971 publicada en Cuba, que fue de poco valor por cuanto se elaboró a partir de la versión francesa, y cuya circulación permaneció confinada a los límites de aquel país, la primera traducción española apropiada fue realizada en Argentina entre 1971 y 1976. Luego siguieron otras tres realizadas conjuntamente en España, Argentina y México, convirtiendo al Español en el idioma con el mayor número de traducciones de los Grundrisse.
La traducción inglesa fue precedida en 1971 por una selección de extractos, cuyo editor, David McLellan, aumentó las expectativas de los lectores hacia el texto: ‘los Grundrisse son mucho más que un borrador de El capital’ (McLellan 1971: 2); en verdad, más que cualquier otra obra, ‘contiene una síntesis de los diferentes hilos del pensamiento de Marx. … En cierto sentido, ninguna de las obras de Marx está completa, pero la más completa de ellas son los Grundrisse’ (McLellan 1971: 14-15). La traducción completa llegó finalmente en 1973, veinte años completos después de la edición original en alemán. Su traductor, Martin Nicolaus, escribió en un prefacio:
Aparte de su gran valor biográfico e histórico, ellos [los Grundrisse] añaden abundante material nuevo, y se yerguen como el único esbozo del proyecto completo político y económico de Marx… Los Grundrisse desafían y ponen a prueba toda interpretación seria de Marx concebida hasta el presente.
(Nicolaus, 1973: 7)
La década de 1970 también fue crucial para las traducciones en Europa Oriental. Eso se debió a que, tan pronto se le dio luz verde en la Unión Soviética, no quedó ningún obstáculo para su aparición en los países ‘satélites’: Hungría (1972), Checoeslovaquia (1971-1977 en Checo, 1974-1975 en Eslovaco) y Rumanía (1972-1974), así como en Yugoeslavia (1979). Durante aquel mismo período, dos ediciones danesas contrastantes fueron puestas en venta más o menos simultáneamente: una por parte de la casa editorial vínculada al Partido Comunista (1974-1978), la otra por un editor cercano a la Nueva Izquierda (1975-1977).
En la década de 1980, los Grundrisse también fueron traducidos en Irán (1985-1987), en donde constituyó la primera edición rigurosa de alguna extensión de las obras de Marx en farsi, y en una serie de países europeos adicionales. La edición eslovena data de 1985, y la polaca y la finlandesa de 1986 (esta última realizada con apoyo soviético).
Con la disolución de la Unión Soviética y el final de aquello que fue conocido como ‘socialismo actualemente existente’, el cual en realidad había sido una negación flagrante del pensamiento de Marx, se produjo un adormecimiento en la publicación de los escritos de Marx. No obstante, inclusive en los años en los cuales el silencio que rodeó a su autor tan sólo fue roto por las personas que lo consignaban con certeza absoluta al olvido, los Grundrisse continuaron a ser traducidos a otros idiomas. Las ediciones en Grecia (1989-1992), Turquía (1999-2003), Corea del Sur (2000) y Brasil (programada para 2008) convierten a la obra de Marx en la obra con mayor número de traducciones en las dos últimas décadas.
Con todo, los Grundrisse habían sido traducidos en su integralidad en 22 idiomas entre un total de 32 versiones diferentes. Si no se incluyen ediciones parciales, habrá sido impreso en mas de quinientos mil ejemplares una figura que sorprendería grandemente al hombre que la escribió tan sólo para resumir, en medio del mayor de los apuros, los estudios económicos que el había emprendido hasta la fecha.
Lectores e intérpretes
La historia de la recepción de los Grundrisse, así como de su difusión, está marcada por un punto de partida bastante tardío. A parte de los intríngulis asociados con su redescubrimiento, la razón determinante de esto ciertamente se encuentra en la complejidad del manuscrito mismo por su carácter fragmentario y toscamente esbozado, tan difícil de interpretar y verter a otros idiomas. En relación con esto, el reconocido estudioso Roman Rosdolsky observó:
En 1948, cuando por primera vez tuve la buena fortuna de ver una de las que entonces eran muy escasas copias… Quedó claro desde un principio que esta era una obra de fundamental importancia para la teoría marxsista. Sin embargo, su forma inusual y en alguna medida su oscura manera de expresión la hacía muy poco adecuada para alcanzar un amplio círculo de lectores.
(Rosdolsky 1977: xi)
Estas consideraciones llevaron a Rosdolsky a intentar una clara exposición y examen crítico del texto: el resultado fue su Zur Entstehungsgeschichte des Marxschen ‘Kapital’. Der Rohentwurf des ‘Kapital’ 1857-58 [Génesis y estructura de ‘El capital’ de Marx], que apareció en alemán en 1968 y que es la primera y la principal monografía dedicada a los Grundrisse. Traducida a numerosos idiomas, estimuló la publicación y circulación de la obra de Marx y ha tenido una considerable influencia en todos sus intérpretes subsiguientes.
El año 1968 fue significativo para los Grundrisse. Además del libro de Rosdolsky, el primer ensayo acerca de él en inglés apareció en el número de marzo-abril de la New Left Review: el ‘Marx desconocido’ de Martin Nicolaus, el cual tuvo el mérito de dar a conocer los Grundrisse más ampliamente y de resaltar la necesidad de una traducción completa. Mientras tanto en Alemania e Italia, los Grundrisse ganaron a algunos de los principales actores de la revuelta estudiantil, que se entusiasmaron con el contenido radical y explosivo a medida que avanzaron por sus páginas. La fascinación era irresistible especialmente entre los miembros de la Nueva Izquierda que se habían propuesto destronar la interpretación de Marx suministrada por el marxismo-leninismo.
Por otra parte, los tiempos también cambiaban en el Oriente. Luego de un período inicial en el cual los Grundrisse fueron casi completamente ignorados, o tratados con modestia el estudio introductorio de Vitali Vygodski – Istoriya odnogo velikogo otkrytiya Karla Marksa [La historia de un gran descubrimiento: cómo escribió Marx ‘El capital’], publicada en Rusia en 1965 y en la República Democrática Alemana en 1967 – tomó un enfoque radicalmente diferente. Lo definió como un «trabajo de genio» el cual ‘nos lleva dentro del «laboratorio creativo de Marx» y nos permite seguir paso por paso el proceso mediante el cual Marx elaboró su teoría económica’, y al cual era por lo consiguiente necesario prestarle debida atención (Vygodski 1974: 44).
En un plazo de pocos años, los Grundrisse se convirtieron en un texto clave de muchos marxistas influyentes. A parte de aquellos que ya se mencionaron, los estudiosos que se dedicaron especialmente con él fueron: Walter Tuchscheerer en la República Democrática Alemana, Alfred Schmidt en la República Federal Alemana, miembros de la Escuela Busdapest en Hungría, Lucien Sève en Francia, Kiyoaki Hirata en Japon, Gajo Petrović en Yugoslavia, Antonio Negri en Italia, Adam Schaff en Polonia y Allen Oakley en Australia. En general, se convirtió en una obra con la cual tenía que enfrentarse cualquier estudioso serio de Marx. Con numerosos matices, los intérpretes de los Grundrisse se dividieron entre aquellos que consideraban que se trataba de una obra autónoma conceptualmente completa en sí misma, y quienes veían en ella un manuscrito temprano que simplemente preparaba el terreno para ‘El capital’. El transfondo ideológico de las discusiones acerca de los Grundrisse – el núcleo de la disputa era la legitimidad o ilegitimidad de los caminos de aproximación a Marx, con sus enormes repercusiones políticas – favorecían el desarrollo de interpretaciones inadecuadas y de lo que hoy parecería intepretaciones risibles. Algunos de los más celosos comentaristas de los Grundrisse inclusive argumentaron que eran superiores teoricamente a ‘El capital’ a pesar de los diez años adicionales de intensa investigación que se fueron en la composición de este último. De manera similar, entre los principales detractores de los Grundrisse, hubo algunos que afirmaron que, a pesar de las importantes secciones que ayudaron a nuestra comprensión de la relación de Marx con Hegel y a pesar de los significativos pasajes sobre la alienación, dicha obra no añadía nada a lo que ya se sabía acerca de Marx.
No solamente existían lecturas opuestas de los Grundrisse, sino que también hubo no-lecturas de ellos – el ejemplos más impactante y representativo de ellas fue el de Louis Althusser. Incluso mientras él intentaba hacer hablar a los supuestos silencios de Marx, y leer ‘El capital’ en tal manera que ‘se hicieran visibles cuales quiera superviviencias invisibles que en él hubiesen’ (Althusser y Balibar 1979: 32), él se permitió omitir la conspicua masa de centenares de páginas escritas de los Grundrisse y de efectuar una división (que más tarde acaloradamente debatida) del pensamiento de Marx entre las obras de juventud y las obras de madurez sin haber tomado conocimiento del contenido y de la significancia de los manuscritos de 1857-58 .
Sin embargo, a partir de mediados de la década de 1970, los Grundrisse ganaron un número aún mayor de lectores e intérpretes. Aparecieron dos comentarios extensos de ellos, uno en japonés en 1974 (Morita y Yamada en 1974), los otros en alemán en 1978 (Projekt-gruppe Entwicklung des Marxschen Systems 1978), pero numerosos otros autores también escribieron acerca de ellos. Una cantidad de estudiosos lo consideraron un texto de especial importancia para uno de los debates más amplios relacionados con el pensamiento de Marx: su deuda intelectual con Hegel. Otros quedaron fascinados con las afirmaciones casi proféticas en los fragmentos que tratan de la maquinaria y automatización y también en Japon los Grundrisse fueron leídos como un texto altamente tópico para nuestra comprensión de la modernidad. En la década de 1980, comenzaron a aparecer los primeros estudios detallados en China, en donde el trabajo fue utilizado para iluminar la génesis de ‘El capial’, en tanto que en la Unión Soviética se publicó un volumen colectivo totalmente dedicado a los Grundrisse (Vv. Aa. 1987).
En años recientes, la perdurable capacidad de las obras de Marx para explicar (a la vez que criticar) el modo de producción capitalista ha generado un renovado interés de parte de numerosos estudiosos internacionales (ver Musto 2007). Si dicho resurgimiento perdura y si es acompañado por una nueva demanda por las ideas de Marx en el campo de la política, los Grundrisse resultaran ser una vez más uno de sus escritos capaces de atraer mayor atención.
Mientras tanto, con la esperanza de que ‘la teoría de Marx sea una fuente viva de conocimiento y de la práctica política que dicho conocimiento dirige’ (Rosdolsky 1977: xiv), la historia presentada aquí acerca de la difusión y recepción globales de los Grundrisse es ofrecida como un humilde reconocimiento de su autor y como un intento de reconstruir un capítulo aún no escrito de la historia del marxismo.
Apéndice 1: cuadro cronológico de traducciones de los Grundrisse
1939-41 | Primera edición alemana |
1953 | Segunda edición alemana |
1958-65 | Traducción japonesa |
1962-78 | Traducción china |
1967-68 | Traducción francesa |
1968-69 | Traducción rusa |
1968-70 | Traducción italiana |
1970-71 | Traducción española |
1971-77 | Traducción checa |
1972 | Traducción húngara |
1972-74 | Traducción rumana |
1973 | Traducción inglesa |
1974-75 | Traducción eslovaca |
1974-78 | Traducción danesa |
1979 | Traducción al serbio/serbo-croata |
1985 | Traducción eslovena |
1985-87 | Traducción farsi |
1986 | Traducción al polonés |
1986 | Traducción al finés |
1989-92 | Traducción al griego |
1999-2003 | Traducción turca |
2000 | Traducción coreana |
2008 | Traducción portuguesa |
Apéndice 2: unas cuantas puntualizaciones acerca del contenido y de la estructura de la parte III
La investigación acerca de los Grundrisse recopilada en las siguientes páginas fue emprendida en todos los países en donde la obra ha recibido una traducción completa. Los países que comparten un idioma común (Alemania, Austria y Suiza para el alemán; Cuba, Argentina, España y México para el español; Estados Unidos, Gran Bretaña y Canadá para el inglés; Brasil y Portugal para el portugués), en donde la difusión de los Grundrisse tuvo lugar más o menos en paralelo, han sido tratados en un único capítulo. De manera similar, los capítulos relacionados con los países en los cuales los Grundrisse fueron traducidos en más de un idioma (Checoslovaquia y Yugoslavia) incluyen la historia de la difusión en todos las lenguas concernidas. Adicionalmente, puesto que aquellos dos países ya no existen como tales, los títulos de los capítulos llevan los nombres que dichos países tenían cuando los Grundrisse fueron publicados allí.
La secuencia de capítulos sigue el orden cronológico de publicación de los Grundrisse. La única excepción es el capítulo sobre ‘Rusia y la Unión Soviética’, el cual viene inmediatamente después de ‘Alemania, Austria y Suiza’ debido a los estrechos vínculos existentes entre ambos y porque la primera publicación de los Grundrisse en alemán tuvo lugar en la Unión Soviética.
Cada capítulo contiene una bibliografía detallada, la cual se subdivide de la manera siguiente:
En la primera de estas divisiones, se añadió a veces información editorial acerca de la traducción y difusión de los diferentes textos. Cuando fueron añadidos por los autores dentro del texto, en gracia de la brevedad no fueron repetidos en la bibliografía. Los mismos criterios fueron adoptados para los nombres de los traductores de los Grundrisse o de sus ediciones parciales (los nombres de los traductores de los libros incluídos en ‘Literatura crítica acerca de los Grundrisse’ y ‘Otras referencias’ no fueron añadidas del todo) y para los nombres de las numerosas reseñas mencionadas.
Puesto que la investigación descubrió varios centenares de libros o de artículos que trataban de los Grundrisse, las consideraciones de espacio hicieron posible incluir en la bibliografía solamente: 1. las ediciones parciales de los Grundrisse que precedieron la edición completa y en raros casos, algunas ediciones de particular interés subsiguientes; 2. la literatura crítica mencionada por cada autor.
Todos los títulos de los libros y artículos no ingleses aparecen primero en el idioma original (transliterado en los casos del japonés, el chino, el farsi, el griego y el coreano) y luego en una traducción inglesa. En general, la traducción de títulos se ha dado en el texto, pero, si el capítulo en cuestión cita un libro o artículo siguiendo el sistema de referencia de Harvard (es decir, únicamente con el apellido del autor y el año de la publicación), la traducción puede ser hallada en la bibliografía. Finalmente, en el caso de libros y artículos ya traducidos al inglés, siempre han sido citados bajo el título de dicha traducción, inclusive si difiere de una literal.
Referencias
1. La versión rusa de este informe fue publicada en 1923.
2. Ver la tabla cronológica de traducciones en el Apéndice 1. A las traducciones completas arriba mencionadas deberían agregarse las selecciones en sueco (Karl Marx, Grunddragen i kitiken av den politiska ekonomin, Stockholm: Zenit/R&S, 1971) y Macedonio (Karl Marx, Osnovi na kitrikata na politickata ekonomija (grub nafrlok): 1857-1858, Skopje: Komunist, 1989), así como las traducciones de la Introducción y Las Formas que preceden la producción capitalista a un gran número de idiomas, desde el vietnamita al noruego, así como en árabe, neerlandés y búlgaro.
3. El total se ha calculado adicionando los tirajes verificados durante investigaciones realizadas en los países en cuestión.
4. Ver Sève (2004), quien recuerda cómo ‘con excepción de textos tales como la Introducción […] Althusser nunca leyó los Grundrisse, en el auténtico sentido de la palabra leer’ (p. 29). Adaptando el término de Gaston Bachelard ‘ruptura epistemológica’ (coupure epistémologique), el cual el propio Althusser tomó prestado y utilizó, Sève habla de una ‘ruptura bibliográfica artificial’ (coupure bibliographique) que condujo a las visiones más equivocadas acerca de su génesis y por consiguiente de su consistencia con el pensamiento maduro de Marx (p. 30).
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Marcello
Musto