Categories
TV

Karl Marx 1881-1883. El último viaje del moro (Book launch)

Categories
Journalism

La relevancia de la Primera Internacional en la actualidad

En el marco de las crisis recientes del capitalismo, que han agudizado la explotación, la pobreza y las desigualdades, el legado de la organización fundada en 1864 ha recobrado relevancia y las lecciones que podemos extraer de él están más vigentes que nunca.

Los orígenes del internacionalismo
Luego de su primera reunión, celebrada el 28 de septiembre de 1864, la Asociación Internacional de Trabajadores (mejor conocida como «Primera Internacional») suscitó rápidamente polémicas en toda Europa. Haciendo de la solidaridad de clase un ideal común, inspiró a un gran número de hombres y mujeres a luchar contra la explotación. Gracias a sus acciones, los trabajadores y las trabajadoras fueron capaces de comprender con más claridad los mecanismos del modo de producción capitalista, volverse más conscientes de su propia fuerza y desarrollar formas nuevas y más avanzadas para luchar por sus derechos.

Durante el período de su fundación, la fuerza motriz más importante de la Internacional era el sindicalismo británico, cuya dirección estaba particularmente interesada en las cuestiones económicas. Luchaban para mejorar las condiciones de los trabajadores y de las trabajadoras pero sin poner en cuestión el sistema capitalista. Por lo tanto, concebían a la Internacional principalmente como un instrumento para evitar que se importara mano de obra desde el exterior durante los períodos de huelga. El segundo grupo más influyente de la Internacional durante este período eran los mutualistas, que desde hacía tiempo se habían convertido en la tendencia dominante en Francia. Siguiendo las teorías de Pierre-Joseph Proudhon, se oponían a que la clase obrera se comprometiera en cuestiones políticas y consideraban que la huelga era el arma principal en la lucha. Luego estaban los grupos comunistas, que se oponían al sistema de producción existente y defendían la necesidad de la acción política para derrocarlo. Durante este período, las filas de la Internacional estaban formadas también por un conjunto de trabajadores y trabajadoras inspirados por las teorías utópicas, y por personas exiliadas que sostenían ideas democráticas un tanto vagas y una concepción interclasista, lo cual les llevaba a definir a la Asociación como un instrumento para gestionar las demandas de liberación de las todas personas oprimidas en general. Por consiguiente, la Internacional fue, en sus comienzos, una organización en la que coexistían diferentes tradiciones políticas y la mayoría de ellas eran reformistas y no revolucionarias.

El mayor logro político de Karl Marx fue garantizar la convivencia de todas estas corrientes al interior de la organización, ordenándolas alrededor de un programa que estaba lejos de representar los enfoques con los que cada una había empezado. Su talento político le permitió reconciliar lo que en un principio parecía irreconciliable. Fue Marx quien le dio un objetivo claro a la Internacional y quien logró que adoptara un programa que, a pesar de haber estado construido claramente en torno a una perspectiva clasista, no era excluyente y se ganó el apoyo de las masas más allá de todo sectarismo. Marx fue el alma política del Consejo General (el cuerpo que gestionaba la síntesis entre las distintas tendencias y emitía las directrices que regían a toda la organización), redactó sus resoluciones principales y preparó casi todos los informes para los congresos.

Sin embargo, a pesar de la impresión que dejó en la historia la propaganda de la Unión Soviética, esta organización fue mucho más que un individuo único, incluso si era uno tan genial como Marx. Fue un movimiento social y político amplio para la emancipación de las clases trabajadoras y no, como se ha escrito con frecuencia, una «creación de Marx». Antes que nada, la Internacional fue el fruto de las luchas del movimiento obrero de los años 1860. Una de sus reglas básicas –y la que la distinguió fundamentalmente de todas las organizaciones obreras anteriores– fue «que la emancipación de las clases trabajadoras debe ser conquistada por las clases trabajadoras mismas». La perspectiva según la cual Marx aplicó mecánicamente a la etapa una teoría política forjada con anterioridad en los confines de su estudio se aleja demasiado de la realidad histórica. Marx fue esencial para la Internacional, pero la Internacional tuvo también un impacto muy importante en Marx. Involucrándose directamente en las luchas obreras, Marx encontró el estímulo para desarrollar y a veces revisar sus ideas, para poner en discusión antiguas certezas y plantearse nuevas preguntas, y para afinar su crítica del capitalismo bosquejando los trazos gruesos de una sociedad comunista.

Teorías y luchas
El final de los años sesenta y el comienzo de los setenta del siglo XIX fueron períodos durante los cuales los conflictos sociales se extendieron por toda Europa. Muchos trabajadores y trabajadoras que participaron de las protestas de aquel momento decidieron ponerse en contacto con la Internacional, cuya reputación creció rápidamente. Desde 1866 en adelante, las huelgas se intensificaron en muchos países y se convirtieron en el centro de una nueva e importante ola de movilizaciones. La Internacional fue esencial en las luchas que ganó el movimiento obrero en Francia, Bélgica y Suiza. El mismo proceso se repitió en muchos de estos conflictos: los trabajadores y las trabajadoras de otros países recaudaban fondos en apoyo a las huelgas y acordaban no aceptar el trabajo que les ofrecían los mercenarios de la industria. Como resultado, los patrones fueron forzados a comprometerse con muchas de las demandas obreras. Estos avances se vieron muy favorecidos por la difusión de los periódicos que, o bien simpatizaban con las ideas de la Internacional, o bien eran verdaderos órganos del Consejo General. Ambos contribuyeron al desarrollo de la conciencia de clase y a la rápida circulación de las noticias relacionadas con las actividades de la Internacional.
A lo largo de Europa, la Asociación desarrolló una estructura organizativa eficiente y su número de afiliaciones creció, llegando a 150 mil en el momento más álgido. A pesar de todas las dificultades vinculadas a la diversidad de nacionalidades, idiomas y culturas políticas, la Internacional se las arregló para conquistar la unidad y la coordinación efectiva de un amplio espectro de organizaciones y luchas espontáneas. Su mayor mérito fue demostrar la importancia fundamental que tenían la solidaridad de clase y la cooperación internacional.

La Internacional fue la sede de algunos de los debates más famosos del movimiento obrero, como el que opuso al comunismo con el anarquismo. Los congresos de la Internacional también fueron el lugar donde, por primera vez, una organización transnacional enorme tomó decisiones acerca de asuntos cruciales, que eran debatidos desde antes de su fundación y que en lo sucesivo se convirtieron en puntos estratégicos para los programas políticos de los movimientos socialistas de todo el mundo. Entre ellos pueden mencionarse: la función indispensable de los sindicatos, la socialización de la tierra y de los medios de producción, la importancia de participar de la contienda electoral y de hacerlo a través de partidos de la clase obrera independientes, la emancipación de las mujeres y la concepción de la guerra como un resultado inevitable del sistema capitalista.

La Internacional también extendió su influencia afuera de Europa. Al otro lado del Atlántico, inmigrantes que habían llegado durante los años previos a la fundación de la Internacional empezaron a fundar las primeras secciones en los Estados Unidos. Sin embargo, la Internacional tuvo dos defectos de nacimiento que nunca logró superar. A pesar de las exhortaciones del Consejo General de Londres, fue incapaz tanto de trascender el carácter nacionalista de muchos de sus grupos afiliados como de incluir a los trabajadores y a las trabajadoras nacidos en el «Nuevo mundo». El Comité Central de la Internacional para Norteamérica, fundado por las secciones alemana, francesa y checa en diciembre de 1870, fue el único en toda la historia de la Internacional que estuvo compuesto exclusivamente por personas «nacidas en el extranjero». El aspecto más llamativo de esta anomalía fue que la Internacional en los Estados Unidos nunca dispuso de un órgano de prensa en idioma inglés. A comienzos de los años 1870, la Internacional llegó a tener un total de cincuenta secciones y una membresía de 4000 personas, pero esto representaba a una pequeña porción de una fuerza de trabajo industrial que, solo en Norteamérica, estaba compuesta por más de dos millones de personas.

La cumbre y la crisis
El momento más importante en la historia de la Internacional coincidió con la Comuna de París. En marzo de 1871, luego del fin de la guerra franco-prusiana, los trabajadores y las trabajadoras de París se levantaron contra el nuevo gobierno de Adolphe Thiers y tomaron el poder en la ciudad. De allí en adelante, la Internacional estuvo en el centro de la tormenta y ganó mucha fama. Para el capital y las clases medias representaba una gran amenaza al orden establecido, mientras que entre las clases trabajadoras alimentaba las esperanzas de un mundo sin explotación e injusticia. El movimiento obrero tenía una enorme vitalidad y esto se volvió visible en todas partes. Creció el número de periódicos vinculados a la Internacional y creció su total de ventas. La insurrección de París fortaleció al movimiento obrero, impulsándolo a adoptar posiciones más radicales y a intensificar su militancia. Una vez más, Francia demostró que la revolución era posible, aclarando que el objetivo era construir una sociedad distinta del capitalismo, y probó también que, para llegar a este punto, los trabajadores y las trabajadoras deberían crear formas de asociación política duraderas y bien organizadas. El paso siguiente consistía, como afirmó Marx, en comprender que «el movimiento económico de la clase trabajadora y su acción política están indisolublemente unidos». Esto llevó a que la Internacional, durante la Conferencia de Londres de 1871, presionara para fundar un instrumento fundamental para el movimiento obrero moderno: el partido político. Por supuesto, debe tenerse en cuenta que la comprensión que se tenía de este instrumento era mucho más amplia que la que adoptaron las organizaciones comunistas después de la Revolución de Octubre.
Cuando la Internacional se disolvió luego del Congreso de La Haya de 1872, se había convertido en una organización muy distinta de la que había sido durante la época de su fundación: el reformismo no representaba más a la mayoría de la organización y el anticapitalismo se había convertido en la línea política de toda la Asociación (incluyendo nuevas tendencias, como el anarquismo liderado por Mikhail Bakunin). La situación general también había cambiado. La unificación de Alemania en 1871 confirmó el inicio de una nueva época, cuya forma principal de identidad territorial, legal y política era el Estado nación.

La configuración inicial de la Internacional quedó desfasada de la coyuntura en el mismo momento en el que concluyó su misión original. La tarea no era más la de coordinar y apoyar las huelgas en toda Europa ni la de exigir a los congresos que reconozcan la utilidad de los sindicatos o la necesidad de socializar la tierra y los medios de producción. Estos temas ahora eran parte de la herencia colectiva de la organización. Luego de la Comuna de París, el desafío real para el movimiento obrero se transformó en la búsqueda de una forma de organizarse para poner fin al modo de producción capitalista y derrocar las instituciones del mundo burgués.

El Internacionalismo ayer y hoy
El 156° aniversario de la Primera Internacional se desarrolla en un contexto muy diferente. Un abismo separa la esperanza de aquella época de la desconfianza que caracteriza a la nuestra, el espíritu antisistémico y la solidaridad de la Internacional de la subordinación ideológica y el individualismo de un mundo reestructurado por la competencia y la privatización neoliberal.
El mundo del trabajo sufrió una derrota histórica y la izquierda todavía se encuentra en medio de una crisis profunda. Luego de un largo período de políticas neoliberales, el sistema contra el cual los trabajadoras y las trabajadoras lucharon, logrando victorias importantes, ha vuelto a imponer condiciones de explotación similares a las del siglo XIX. Las «reformas» del mercado de trabajo –un término despojado hoy de cualquier sentido progresista que pueda haber tenido en sus orígenes– que han introducido año tras año mayor «flexibilidad» y mejores condiciones para que las empresas despidan a los trabajadores y a las trabajadoras, han creado desigualdades más profundas. Luego del colapso del bloque soviético se impusieron también otras transformaciones políticas y económicas importantes. Entre estas se cuentan los cambios sociales generados por la globalización, los desastres ecológicos ocasionados por el modo de producción imperante, una brecha creciente entre una minoría rica y explotadora y una gran mayoría empobrecida, una de las crisis más grandes de la historia del capitalismo (desatada en 2008), los tempestuosos vientos de guerra, el racismo, el chovinismo y, más recientemente, la pandemia del COVID-19.

En un contexto como este, la solidaridad de clase es algo todavía más indispensable que en el pasado. Fue Marx quien puso de relieve que la confrontación que se da al interior del pueblo trabajador, incluyendo la que enfrenta al proletariado nativo frente al extranjero (que en general sufre la discriminación), es un elemento esencial de la forma en que ejercen el poder las clases dominantes. No caben dudas de que es necesario inventar nuevas formas de organizar el conflicto social, los partidos políticos y los sindicatos, y de que no podemos reproducir esquemas utilizados hace 150 años. Pero la vieja lección de la Internacional, según la cual los trabajadores y las trabajadoras son derrotados si no logran organizar un frente único de todas las personas que sufren la explotación, sigue vigente. Si no seguimos esta enseñanza, el único escenario que cabe esperar es la guerra entre los más pobres y la competencia desenfrenada entre los individuos.

La barbarie del «orden mundial» imperante requiere que el movimiento obrero contemporáneo se reorganice urgentemente en función de dos rasgos característicos de la Internacional: la diversidad de su estructura y el radicalismo de sus objetivos. Las metas que se propuso la organización fundada en Londres en 1864 son hoy más oportunas que nunca. Para estar a la altura de los desafíos del presente, la nueva Internacional no puede evadir estos dos requisitos: pluralismo y anticapitalismo.

Categories
Undergraduate Courses

History of Philosophy

In the XIX Century, in Europe circulate numerous theories that sought both to respond to demands for social justice unanswered by the French Revolution and to correct the dramatic economic imbalances brought about the Industrial Revolution. Many alternative forms of social organization emerged and several theorists outlined a new and more just social order, over and above the political changes that had come with the end of the Ancien Regime.

These theories – labelled in a disparaging way as “utopian” – will be critically reconsidered, with particular attention to the thinkers who: 1) took for granted that the adoption of a new social model based on strict social equality could be the solution for all the problems of society (Babeuf, Dézamy, Weitling); 2) believed that it was sufficient to conceive theoretically reform projects in order to change the world (Saint-Simon, Fourier); 3) focused on promoting small alternative communities in order to spread socialist principles (Owen, Cabet).

After 1848 and until Paris Commune of 1871, new and more economically developed ideas emerged. In the second part of the seminar, students will focus on the different tendencies of the International Working Men’s Association to overthrow of the existing social-economic system, such as Proudhon’s mutualism, British trade unions’ reformism, Marx’s anticapitalism, Lassalle’s state socialism and Bakunin’s anarchism. These ideas will also be analyzed in light of contemporary issues of our times.

Categories
Undergraduate Courses

Marx and Simmel

The year 2018 marks the 200th anniversary of Karl Marx’s birth and the 100th anniversary of Georg Simmel’s death. This course wants to take the occasion to reflect on the relation between their works and diagnosis of modern society and culture.
The relevance of Marx’s writings to Simmel’s oeuvre is out of question: in the premise of his major work, Philosophy of Money (1900), Simmel declares his intention “to construct a new storey beneath historical materialism” (from the Preface). The continuities between Simmel’s work and Karl Marx’s Capital are most striking at the level of the diagnosis of modern society: the analysis of alienation, commodity fetishism, and capital’s quantifying and accelerating tendencies are not only critically discussed but also expanded in Simmel’s investigations of the paradoxes of modern culture, to the point that David Frisby once said, The Philosophy of Money is a Capital written in dialogue with Kant’s Transcendental Aesthetic instead of Hegel’s Logic. These analysis, however, have very different philosophical and political foundations: whereas Marx relied on the tradition of Left Hegelianism, English political economy, and French socialism, Simmel dialogued mainly with neo-Kantianism, neoclassical economics, and vitalism. To what extent, then, do Simmel’s investigations on money supplement, widen or contradict Marx’s analysis of capital? Do their different philosophical and methodological starting points prevent a productive dialogue between their arguments? How to reconcile Marxian analyses of class and exploitation with Simmel’s focus on pathologies affecting the totality of modern individuals? In what way can the confrontation
between their perspectives become relevant for current sociology and social philosophy?
This course will try to reflect on these aspects of the relation between Marx and Simmel.

Categories
Reviews

Marcelo De Gois Barbosa, Ars Historica

Nas últimas décadas, sobretudo após o desmembramento da URSS, muitos críticos do marxismo alçaram sucesso editorial. Não foram poucos os que, assim como Francis Fukuyama, declararam “o fim da História”. O que se seguiu foi uma recusa às abordagens e aos conceitos que adotavam uma interpretação a partir das estruturas socioeconômicas e da categoria de “classe”, para uma divisão das pautas sociais e temas que movimentos políticos, mais individualizados e fragmentados, apropriaram-se a partir de uma perspectiva liberal. Nessa conjuntura, certos clichês acadêmicos foram repetidos à exaustão, a ponto de perder sua base crítica. Reducionismos recorrentes acerca do marxismo defendiam que essa corrente de pensamento seria economicista, determinista, eurocêntrica e teleológica. Novas pesquisas e trabalhos de divulgação buscam contribuir para o campo teórico do marxismo, que sempre se mostrou muito rico em argumentos socioeconômicos e em percepções histórico-conjunturais. É nesse sentido que o trabalho O Velho Marx: uma biografia de seus últimos anos (1881-1883), publicado no Brasil pela editora Boitempo, em 2018, do sociólogo e filósofo italiano Marcello Musto, é essencial para fortalecer os campos de pesquisa das humanidades, sobretudo a pesquisa histórica, com o propósito de superar os limites impostos pelos chavões já mencionados.

O italiano Marcello Musto é doutor em Filosofia e Política pela Universidade de Nápoles e em Filosofia pela Universidade de Nice. Este, pouco conhecido pela comunidade acadêmica brasileira, atua nos campos da filosofia, da sociologia e da história da internacional e do movimento operário. As suas obras estão publicadas em mais de vinte idiomas. Nas contracapas de dos livros de Musto, intelectuais de reconhecimento internacional, tais como Michael Löwy, Bertell Ollman, Toni Negri e Immanuel Wallerstein, deixam suas impressões e elogios. No Brasil, além da biografia O Velho Marx há, à disposição do público leitor, uma antologia política da I Internacional publicada pela Editora Boitempo.

A contribuição da obra de Musto é apontar possibilidades para os dilemas atuais a partir resultados de sua pesquisa de teor historiográfico e com fontes primárias a respeito do “último” Karl Marx ou de um Marx “maduro”, tal como destacam alguns de seus comentadores. No prefácio, o autor faz os apontamentos sobre a sua documentação a partir da edição históricocrítica das obras completas de Marx e Friedrich Engels, a célebre Marx-Engels-Gesamtausgabe (MEGA²), reiniciada em 1998. Ao longo dos quatro capítulos é reforçada a importância do autor de O Capital nos seus últimos anos de vida, a sua intimidade, sua saúde, suas cartas e suas leituras no começo da década de 1880. É uma obra curta, leve e de leitura agradável.

Aos leitores é apresentada a vida de um intelectual que se interessou por antropologia e literatura, que viajou para Argel e que se colocou contrário à dominação imperialista britânica na Índia. Além de retratar a posição crítica de Marx a respeito da fatalidade histórica e da teleologia determinista dos economistas liberais, é apresentada a crítica de Marx à ideia de “etapismo” como condição para a sociedade socialista ao se tratar das comunas rurais na Rússia. Nesse livro, Marcello Musto apresenta como Marx compreendeu a relação do capitalismo com a organização familiar patriarcal e monogâmica.
Conforme a biografia, nos três últimos anos de vida do Mouro (Marx), ele já se encontrava exausto pela velhice, com “terríveis furúnculos” e uma das pernas enrijecida pelo reumatismo. A sua esposa, Jenny Von Westphalen (1814-1881), encontrava-se em condições ainda piores devido a um câncer que se agravou, subitamente, entre 1880 e 1881. Mas, apesar das dificuldades familiares e de saúde, Marx ainda se mostraria muito produtivo e inovador.

Marcello Musto salienta que, por meio da análise dos manuscritos, cartas e fichamentos de seus estudos, é perceptível o interesse de Marx por temas diversos e multidisciplinares, o que mostra ser, portanto, contrário à velha caracterização de “economicista”. As pesquisas demonstram o interesse de Marx pelo campo da antropologia, sobretudo, a partir de seus Cadernos etnográficos e de vários outros “cadernos de apontamentos e sínteses de uma quantidade enorme de volumes de matemática, fisiologia, geologia, mineralogia, agronomia, química e física”.

O livro O Velho Marx é estruturado em quatro capítulos, sendo cada um deles subdividido em três partes. Além desses, a obra contém um prefácio, uma nota do autor, um prelúdio, um epílogo, um apêndice, uma breve cronologia (1881-1883), uma bibliografia e um índice onomástico. Trata-se de um livro relativamente pequeno, de 160 páginas, mas com um conteúdo rico em informações narradas de modo dialético e mediadas por um conteúdo denso e estilo agradável. Essa biografia, embora possa não surpreender os especialistas que, porventura, tenham se debruçado sobre a documentação original e os manuscritos oitocentistas, poderá impressionar aqueles críticos do marxismo que insistem nos estereótipos anticomunistas e no reducionismo dessa tradição do pensamento crítico, nas palavras de Musto, “ao mero desenvolvimento das forças produtivas”.

No primeiro capítulo, O Fardo da Existência e os Novos Horizontes de Pesquisa, o autor apresenta ao leitor o cotidiano de Marx, bem como as diversas impressões e representações de pessoas que frequentavam a casa da família de Marx. Os trechos mais notáveis são os destaques de outros interesses intelectuais do Mouro, tais como a antropologia, a matemática, a literatura, a língua estrangeira e a política internacional. A respeito desse último ponto, Marx se definia como “um cidadão do mundo” e, enquanto tal, refletiu acerca das transformações sociais ocorridas nos Estados Unidos; da opressão colonial na Índia; do seu apoio a causa feniana na Irlanda; além das análises econômicas e políticas sobre questões vividas em Inglaterra e França.

Marcello Musto destaca que Marx se mostrou um leitor crítico de autores da antropologia, como Lewis H. Morgan, James Money, John Phear e Henry Maine. A partir dessa literatura, o Mouro escreveu um compêndio de anotações chamado de Cadernos Etnológicos. Nesses manuscritos está demonstrado o interesse de Marx por assuntos como “a pré-história, o desenvolvimento dos vínculos familiares, as condições das mulheres, a origem das relações de propriedade, as práticas comunitárias existentes nas sociedades pré-capitalistas, a formação e a natureza do poder estatal, o papel do indivíduo”. Assim como, são evidentes as percepções racistas daqueles antropólogos e historiadores acima mencionados, o que foi chamado de “os efeitos do colonialismo”. A respeito de Maine, Marx critica o anacronismo do antropólogo liberal, que teria transferido o modelo da família privada inglesa e a “’patriarcal’ romana para a origem da história”.

Nos Cadernos etnológicos há uma crítica ao Estado por subjugar e empecilhar a emancipação do indivíduo, destacando o caráter parasitário e transitório da organização estatal. A individualidade sob o domínio do Estado é uma individualidade de classe, já que, para Marx, os interesses do Estado se assentam em pressupostos econômicos e classistas. A exemplo da atualidade dessa formulação, não é difícil encontrar discursos do século XX e início do XXI que transmitem essa ideia, tal como a célebre frase de Margareth Thatcher, primeira-ministra do Reino Unido entre os anos 1979 a 1990, “there is no such thing as society”, ou ainda as posições tomadas pelos atuais membros e apoiadores Governo Federal brasileiro, que justificam medidas de maior flexibilização de direitos trabalhistas e previdenciários com o intuito de permitir maior “liberdade individual” para as negociações entre empregados e patrões.

Os estudos mais detalhados e qualitativos dos Cadernos etnológicos e da correspondência de Marx mostram que esse autor também era um crítico do determinismo econômico. Assim, ele salientava com frequência as especificidades das condições históricas nas múltiplas possibilidades da intervenção humana para atuar e transformar a realidade que a cerca.

No que se refere à teleologia, Marx considerava tolice os debates que buscavam uma fórmula geral para possíveis medidas legislativas, políticas e econômicas que deveriam ser tomadas por um futuro governo revolucionário. Quaisquer medidas de um suposto governo revolucionário dependeriam de suas próprias condições históricas reais, não poderiam reduzir a questão à simples tomada do poder. Ele via esse tipo de tema como “um falso problema” e sugere que seria impossível, por exemplo, que um francês do século XVIII tivesse a priori alguma ideia das consequências da implementação das reivindicações burguesas.

O segundo capítulo, intitulado A Controvérsia Sobre o Desenvolvimento do Capitalismo na Rússia, é certamente o mais interessante, porque contribui para desconstruir as representações estáticas da teoria de Marx. O ponto de partida é a troca de cartas entre o Mouro e Vera Zasulitch, militante da organização russa Repartição Negra. Vera solicitou uma posição de Marx acerca da comuna rural na Rússia, pois, alguns dos que se declaravam “marxistas” russos eram contrários à possibilidade do desenvolvimento da comuna rural pela via socialista e diziam que o movimento deveria focar em fazer propaganda somente com os trabalhadores urbanos. A justificava para isso era que a comuna estava fadada ao fracasso, já que a defesa da comuna atrasaria em “dezenas de anos” a passagem da Rússia para o capitalismo e, por sua vez, ao socialismo.

Apesar de afirmar que a expansão do capital e a tendência da criação de um mercado mundial levariam a circunstâncias mais favoráveis ao comunismo, Marx considerava que era possível que a comuna rural se apropriasse das condições tecnológicas criadas pelo modo de produção capitalista já existente. Por isso, ele declarou que a Rússia não precisava e nem poderia percorrer as mesmas situações pelas quais passou a Inglaterra. Ele explica que o processo de acumulação primitiva tratada em O Capital dizia respeito, especificamente, aos países da Europa Ocidental e não ao conjunto do globo, e que não haveria um modelo esquemático e universal de sociedade socialista.

Então, Marcello Musto apresenta ao leitor uma série de argumentos utilizados por Marx que apontam as considerações que esse autor elaborou acerca de outras vias para a transição ao socialismo. É preciso notar que, Karl Marx se interessava pelo tema do desenvolvimento russo desde a década de 1850. Paul Lafargue relatou que o interesse do seu sogro por esse país foi motivo até mesmo de um “conflito jocoso” com Engels, o qual teria dito: “Queimarei com prazer as publicações sobre a situação da agricultura na Rússia, que há anos te impedem de completar O capital”.

No terceiro capítulo, Os Tormentos do “Velho Nick”, o autor apresenta as repercussões de O Capital elaboradas pelos aliados e críticos de Marx, entre 1870 e 1881. Musto narra, com uma riqueza de dados biográficos e de maneira sensível, as precárias condições de saúde do casal Karl e Jenny e suas tentativas de melhoras, além da situação de extrema depressão da caçula da família, Eleanor. Mesmo com todos os esforços, Jenny von Westphalen, acometida com um câncer no fígado, veio a falecer em dezembro de 1881.

Apesar das dificuldades familiares, Marx dá início, no outono de 1881, a novos estudos históricos. Escreve uma série de notas, fichamentos de livros, de temáticas diferentes, e cronologias. Entre os estudos, recaídas e melhoras de saúde e problemas de relacionamento com a sua filha Eleanor, Marx é incentivado por seus médicos e por Paul Lafargue a viajar a procura de um clima que permitisse sua melhora física para, assim, terminar O Capital. O destino sugerido foi à Argélia. Em fevereiro de 1882, partiu sozinho, sem o auxílio de familiares, ficando pela primeira vez fora da Europa.

No último capítulo, A Última Viagem do Mouro, Marcello Musto narra as impressões de Marx frente à estadia no país africano, a busca por tratamento médico devido a uma repentina piora, as tristezas relatadas nas correspondências trocadas com Engels e com a família, o retorno a Europa, a pequena pausa em Mônaco e a chegada em Argenteuil, na casa de sua filha Jenny. No entanto, não demorou muito e Marx se pôs a novas viagens, mesclando seu itinerário entre visitas familiares e a busca por tratar de suas crises de bronquite, pleurite e reumatismo.

Irando-se, meses antes de sua morte, contra aqueles que diziam ser seus discípulos – inclusive os seus genros –, Marx escreveu em tom de ironia a Engels e a Eduard Bernstein: “Tudo o que sei é que não sou marxista”. Nos seus últimos meses de vida, ele ainda esperava se dedicar ao estudo de novos autores e obras, entre eles Johannes Ranke, o que não veria acontecer. A morte da filha Jenny, em janeiro de 1883 – devido a um câncer na bexiga –, acarretou uma piora no quadro físico e mental de Marx, que se estende até a sua a sua morte, em março de 1883.

Em O Velho Marx há um excesso de informações no primeiro capítulo, ocupando um espaço significativo no corpus da obra e, às vezes, adiantando de maneira resumida muitos assuntos de outros capítulos, apesar de cada uma dessas partes tratar dos temas com o devido aprofundamento. Apesar disso, essa biografia, que mescla elementos da vida privada, política e intelectual dos últimos anos de Karl Marx, mostra-se estimulante aos interessados na vida e na obra do Mouro. Além disso, o livro contribui para reforçar a crítica das últimas décadas já tão repetidas no mundo acadêmico e que já se mostram esgotadas, sobretudo, quando confrontadas com os dados e indícios encontrados nas fontes documentais.

Categories
Radio

Riesplorando Marx. Lezione di Marcello Musto

Categories
Interviews

Ecologia e migranti com’è moderno il pensiero critico del Marx politico

Marx 201, per andare oltre agli anniversari tondi, l’università di Pisa e la York University di Toronto organizzano col patrocinio della Regione Toscana una conferenza internazionale sul pensiero marxista da oggi al 10 maggio al polo didattico Carmignani.

“Marx 201. Ripensare l’alternativa” è il titolo dell’appuntamento a cui partecipano trenta studiosi (tra essi Michael Löwy, Silvia Federici e Bob Jessop), provenienti da 14 paesi che si confronteranno sulle teorie politiche di Marx e sulla necessità di guardare questo autore in modo radicalmente diverso dalla vulgata che lo ha descritto come dogmatico, economicista ed eurocentrico.

La conferenza sarà aperta dal rettore dell’ateneo di Pisa Paolo Mancarella e dal governatore della Toscana Enrico Rossi. Fra gli ospiti, Luciana Castellina (su: La trasformazione della classe lavoratrice: il becchino frantumato), il segretario della Cgil Maurizio Landini, il vicepresidente della Bolivia Álvaro García Linera, Elvira Concheiro dell’Universidad Nacional Autónoma de México, che parlerà su “Marx e il femminismo: un incontro possibile” e che è fra le organizzatrici assieme ai professori Alfonso Maurizio Iacono, dell’ateneo pisano che ha ideato la conferenza, e Marcello Musto, della York University di Toronto. Musto, Sociologia teorica, è autore fra gli altri di libri come Marx for Today (Routledge, 2012) e del più recente, pubblicato in Italia da Einaudi (2018) Karl Marx Biografia intellettuale e politica (1857-1883).

 

Professor Musto, come si rilegge e cosa si rilegge del pensiero di Marx nel 2019?

«Marx non va riletto né con l’economicismo dogmatico di molti marxismi novecenteschi, né come fanno i liberali, i quali si sforzano di raffigurarlo come un classico che non avrebbe nulla da offrire al presente. Andrebbe riletto alla Marx, ovvero criticamente. Negli ultimi anni sta emergendo una nuova — e per molti versi sorprendente — esplorazione del Marx politico. Si rileggono le sue riflessioni su tematiche, a torto, raramente accostate al suo pensiero che rivestono cruciale importanza nell’agenda politica contemporanea. Tra queste vi sono ecologia, migrazione e nazionalismo».

 

La nuova classe operaia oggi è il fattorino di Amazon o il rider di Deliveroo. Cosa ha in comune e in cosa si differenza dall’operaio che aveva come riferimento Karl Marx?

«La fabbrica fordista associata al proletariato delle grandi fabbriche, che militava nei partiti della sinistra, si è diffusa dopo la scomparsa di Marx. Le difficoltà che egli incontrò nell’organizzare i lavoratori precari e non qualificati, al tempo della Prima Internazionale, nel 1864, sono molto più contigue di quanto in genere si ritiene a quelle delle organizzazioni politiche e sindacali contemporanee.

Ovviamente, quella dei nostri giorni è una società molto complessa ed è necessaria una nuova riflessione su cosa sia il proletariato oggi. Quella prodotta da Marx nell’Ottocento non è più sufficiente».

 

Qual è a suo avviso la radice dell’avanzata delle destre in diversi paesi dell’Europa?

«Esistono delle motivazioni economiche dovute alla disoccupazione, alle privatizzazioni e allo smantellamento del welfare state che hanno contraddistinto il decennio di crisi sociale cominciato nel 2008. Poi vi sono le enormi responsabilità politiche delle forze progressiste che hanno abdicato al loro ruolo, rinunciando alla costruzione di alternative, nel mutato contesto della globalizzazione capitalista. Dagli anni Novanta, esse si sono limitate a proporre blandi palliativi al neoliberismo, con il quale sono state, poi, di fatto identificate. Nell’Europa dell’Est va aggiunto il rifiuto verso il socialismo, dovuto al ricordo dei regimi oppressivi sorti proprio in nome di Marx».

 

Se Marx fosse vissuto oggi sarebbe stato favorevole alla Brexit?

«Cerco sempre di evitare di dire cosa “avrebbe detto o scritto Marx”. Più che concentrarsi sugli esiti dei referendum, forse egli avrebbe criticato i processi di fondo che li precedono. Marx avrebbe attaccato ferocemente la natura anti-sociale dell’Unione Europea, la minaccia del debito pubblico sui suoi Stati membri e le politiche di austerità. Si sarebbe scagliato contro l’idea — oggi divenuta dogma — che l’economia è un ambito separato e immodificabile e avrebbe svelato il volto di un capitalismo in grave crisi di consenso e, al fine, incompatibile con la democrazia».

 

In un lavoro che è scarso e parcellizzato, si può ancora immaginare un fronte comune per la “classe operaia”?

«La solidarietà di classe è tanto più indispensabile in un contesto come quello presente. Fu Marx stesso a mettere in risalto quanto la contrapposizione tra i proletari autoctoni e quelli stranieri — oltretutto discriminati — fosse un elemento essenziale del dominio economico e politico delle classi dominanti. Vanno di certo reinventate nuove modalità di conflitto e di organizzazione politica e sindacale, ma senza un fronte comune degli sfruttati si profila un orizzonte di guerra tra poveri e competizione sfrenata tra gli individui».

Categories
Radio

“Rileggere Marx per battere sovranismi e populismi”

Categories
Interviews

Labour Rights and Globalization

は適当ではない」「国民に広く平等に官職を公開し最も能力・適正の面から優 れた者を公正に任用することが求められる」などとして、公募要件を撤廃し ようとしていません。
しかし、「期間業務職員の公募にかかる全労働の見解」でも明らかになって いるように、公募によらずに専門性の高い非常勤職員の雇用を更新すること は、成績主義や平等取扱いの原則には反しませんし、逆に道理にかなってい ると言えます。円滑な公務運営や職員の健康にまでも悪影響を及ぼしている 期間業務職員の機械的な公募は廃止すべきです。
ひきつづき、国で働く非正規労働者の雇用の安定と労働条件改善にむけて、 一層とりくみを強化していくことが求められています。

イタリアと日本の労働運動を
マ7レクス研究者と考える
マルチェロ・ムスト
ヨーク大学准教授。1976年生まれ。著書に『アナザーマルクス』『ラ ストマルクス』他。
聞き手九後健治国公労連書記長

ムスト お招きいただいてありがとうございます。私は自分の著作をアカデ ミック以外の人たちにも広げていけるように世界各国で刊行しています。特 に社会運動とか労働運動に対しても訴えかけていくようなことが重要で、本 日、国公労連に来られたことも私にとってすごく重要です。
そのように考える理由は2つあって、1つは政治的な考えとして国際的に やっていくことが重要であるということです。グローバルな問題は国際的に 協力していかないと解決できないからです。私が最新刊の『アナザー・マル クス』で一番、力を入れて書いたのは、マルクスが第1インターナショナル の創始者であったということに関してなんです。
もう1つは個人的な理由で、私の母は労働組合のリーダーをやっていて、5 歳とか子どものときからこういった会議室で運動に関わっていたんです。み んな大人が会議している横で絵を描いていたりしたんですけど(笑)、ときに は工場労働者のひげ面でガタイのいい人が自分を膝の上に乗せて「資本家が 何とか…」みたいな話をしていました。そういった環境で育って、大きくな ったら自分もそういったことをやりたいと思っていました。

ー日本ではあまり子どもを連れて会議に来る方は少ないので、ぼくらからすると それ自体が貴重な経験だと思いますね。
厶スト 子どもを家に置いておくことができなくて連れてきたということで もあって、それは女性が活動する難しさでもありますね。
一そうですね。そのイタリアの労働組合、労働運動はどのような状況でしょうか。
ムスト イタリアは3つ大きなナショナル・センターがあって1つは共産党 系の労働組合で500万人以上の構成員がいます。2つ目がキリスト教民主系で 300万人。もう1つが2つの間に位置する中道左派的な労働組合で150万人。 イタリアは他の国に比べて労働組合員がとても多い国ですが、この20年間の 間にヨーロッパの中のどこの国でもそうですけど、どんどん組合員が減って きている状況です。
加えて労働組合が労働者からの信頼を失ってきており、それは労働組合が いま中道左派的なポジションにいるからです。中道左派が政府と近いところ におり、政府がヨーロッパの中ではかなりひどいネオリベ政策をやっている のに労働組合も賛同してしまっています。10年前の経済危機の後からヨー ロ ッパが支配階級のものになっていって、労働者階級の暮らしをよくしていく ものではなくなっていきました。ポピュリスト政党とか、反政府主義みたい なところが出てきて、左派も右派もやっていることが同じになってきていま す。それで労働組合に加入するということが自分たちのためにならないとか、 どうでもいいこととなってしまった。
今日ではマルクスの時代と違ってもっと難しくなっていて、例えば本国に ある工場を閉鎖しても、もっと賃金の安い地域に工場をつくって、より低い 賃金で物が生産できるようになっています。これがいまカール・マルクスに 戻ることの重要性で、マルクスは150年以上前にこういった状況についても書 いているからです。マルクスに戻るということは労働者の主体性に立ち戻る ということです。
その上でヨーロッパないし世界的に労働組合にとっての困難が2つありま

す。1つは労働者階級の状態が大きな工場にみんなが集まるような状況では なくなってきていたり、契約の種類が複雑化してバラバラな契約の下で働い ているため、労働者を組織したり動員したりすることが難しくなってきてい ます。
もう1つの問題は右派政党の政策が移民を使って労働者を分断させようと しているということです。人種差別主義的な政策をとる政党は、労働者の賃 金が安いのは移民や難民がやってきているからだといいますが、実際は移民 が押し寄せてきているということ自体はそんなに大きな問題ではなく、労働 者と困窮者を戦わせるようになってきているということが問題で、これも労 働組合が移民労働者を一緒に組織することを難しくしている要因です。
また、ここ十数年かは労働組合が政党と強い結びつきを持っており、労働 組合にとってすごくマイナスなことになっています。結びついている政党が 政権を取っても、マーストリヒト条約がネオリベラルな政策を推進させるよ うになっているため、そうした政策をとる政権に労働組合が従う状況となり、 労働組合の信頼の喪失につながってしまったのです。マルクスはそれとはつ きりと違うものをつくり出そうとしていました。マルクスは労働組合という のは完全に政党から切り離されてなければならないと書いています。労働組 合は労働者階級とか、人間の生活状態を改善することに役立たなければいけ ないわけです。政府が中道左派であろうと右派であろうと、労働組合は完全 にそこから切り離されていなければいけない。これがこの間の教訓であると 思います。
公務員はヨーロッパでもものすごい攻撃にさらされていますね。先ほどの 移民と同じ形で、労働者同士が敵対させられています。私企業の労働者と公 的企業や公務員を対立させるわけです。ネオリベ側のプロパガンダとしては、 公務員労働者は怠惰、怠慢であると攻撃してきます。「公務員たちは国家の仕 事があるからとてもラッキーだね」「公務員労働者のせいで国全体が機能しな くなっているんだ」と。たしかに過去を見てみると、実際に公務員労働者は いい額の給料をもらっていたこともあります。しかし2008年の経済危機以降、

多くのヨーロッパの政府が財政危機に陥るようになり、インフラで物価は上 昇しているのに公務員労働者に対してより多くの賃金を払わないようにして います。
ーそれは聞けば聞くほど全く日本も同じだと思います。民間労働者というよりも 国民全体から公務員バッシングが強いですし、給料もそうですが、人件費とい う意味で人を減らせという声がけっこうあるんですね。その結果、いわゆる非 正規の公務員、それは1年契約が基本ですけど、1年契約の公務員が相当増え ていたりですとか、仕事そのものを民間に委託をするというのが増えています。 行政サービスの質も落ちていると思います。
ムスト 公共交通機関の労働者も同じ状況にありますね。民営化されて値段 が上がって、お金をちゃんと使わないのでものすごいトラブル、最大級の卜 ラブルが起きることもある。
—ヨーロッパでは水道など民営化したものをまた再公営化をするという話も聞き ますが。
ムスト 確かに民営化に対する批判はありますが、いったん民営化をして、そ れを実際に公共セクターに戻してくるのは難しいです。その一方で銀行は破 綻したら国有化する。「資本家というのは民営化を進めたがるけれども、債務 はどんどん公営化したがる」というマルクスのおもしろい警句があります。
水は少し違う感じで、最後の公共のものというところもあり、みんなが強 く抵抗して公共セクターにとどめようとしていました。これはヨーロッパだ けではなくて南アメリカでも同じ状況があると思います。ボリビアのコチャ バンバでは水の民営化に対してものすごく強い反対闘争が起きました。これ が革命的・改革的な運動の始まりで、エボ・モラレスを大統領にするのにつ ながっていきました。水の民営化に対する闘争というのが地域のコミュニテ イを守っていくことにもつながっていっています。
問題は2つあって、1つはヨーロッパのマジョリティーが右派になってき ています。もう1つは、経済が完全に政治を圧倒している状況が広がってい ます。社会政策の方針も変えられない。なぜかと言うと、ELFから経済政策の 方針はこうしろと言われているからで、、公営化や新しいサービスをつくるに

もお金が要りますが、そのお金がそもそも確保されておらず、ずっとできな
い状況が続いています。
一そうした世界の状況に対して、日本の労働組合には何が求められていると思い ますか。
ムスト 正確な状況はわからないので何とも言えないんですけど、もし方針
や資料が英語で読めるのであれば、今度ぜひ見たいです。
いま労働組合にできることというのは、世界中で広がっている労働者同士 の競争と労働者間の分断状況を引っくり返していくようなことをどんどん示 していくことです。
欧米の資本家は「おまえらは日本人みたいに働け」と言うんです(笑)。も し日本の状況が変われば、私は「君たちは日本人みたいに連帯するのがいい んだ」と言うことができるようになります。ただ、これはすぐに実現するの が難しいのはわかっています。
ー課題は幾つかあって、1つはさっきの労働者同士の競争という部分ですね。こ れが日本でもけっこう顕著になってきているという議論もあって、例えば公務 員の世界でも人事評価制度というのが入っています。そういう状況に加えて正 規と非正規という階層もあって、なかなか連帯をしようというふうになりにく い。まずはそこからだとは思います。
もう1つは、日本の労働組合は企業内労働組合なんです。だから社会的な問 題というのがなかなか共有化できないし、自分たちが抱えている問題を社会的 な問題にしにくいというのもあると思います。そこをどう打ち破っていくかが 課題かなというふうに思います。
私たちはさきの国会のときに「働き方改革」に対抗するために「ヨーロッパ のように人間らしく働こう」ということを宣伝していたんですけど(笑)、実 際はネオリベの攻撃でヨーロッパの人たちの働き方も、日本みたいに過労死が おきたりしているのでしょうか。
ムスト ヨーロッパでもどんどん悪くなっている状況です。でも世界的に見
ればまだいいほうです。
一番重要なのは、会社ごとに分断されていない労働組合があって、昔の労 働者たちがやっていたことを振り返ることです。同じことをやれというので はなく、そこからアイデアをもらって生き返らせるという意味で。

私の本に関して言っておきたいのは、資本主義について書かれていること が重要である、社会を変えていくために理論というのが重要であるというこ とです。理論は他にもたくさんあるのですが、多くがかなり小さい狭いとこ ろしか見てなくて、全体を見るようなものがほぼない。これだけ高度な技術 を持つようになったグローバル化社会の中で、小さい問題だけを見ていても 問題を解決することはできません。
これからもいろいろと連絡を取り合って、国際的な連帯をするために一緒 に仕事をしましょう。
ーこちらこそ貴重なお話をお聞かせいただいてありがとうございます。改めて厶 ストさんの問題意識や現状認識はわれわれと近いと感じました。ご著書でもま た勉強もさせていただきたいなと思います。ありがとうございました。

 

Categories
Interviews

Marx continua a ser imprescindível para pensar uma alternativa ao capitalismo

Em entrevista ao Esquerda.net, Marcello Musto fala de um Marx diferente do esquematismo dogmático. Um Marx literal, descoberto nos últimos escritos que mostram um pensador que está para além da caricatura economicista e eurocêntrica. Esta quinta-feira, às 21 horas, apresenta em Lisboa o seu livro “O velho Marx”.

Marcello Musto nasceu em 1976 na Itália. É doutorado em Filosofia pela Universidade de Nápoles e pela Universidade de Nice e professor no Departamento de Sociologia da Universidade de York. Especialista no pensamento de Karl Marx, organizou e escreveu vários livros sobre este autor e também sobre a Iª Internacional.

Em português tem publicados O velho Marx – uma biografia de seus últimos anos (1881-1883) e Trabalhadores, uni-vos! – Antologia política da 1ª Internacional, ambos publicados pela editora brasileira Boitempo.

É precisamento este primeiro livro que vai apresentar esta quinta-feira, às 21 horas na sede do Bloco na Rua da Palma, em Lisboa.

 

Porque é que nos devemos interessar hoje pelo pensamento de Marx?

Depois de 1989, tivemos duas décadas de silêncio sobre Marx. Mas, em 2008, voltou o interesse internacional sobre Marx. Este interesse foi sobretudo pela crítica da economia política e foi global. Com exceção de algumas partes do mundo como, por exemplo, o leste da Europa nos países que tinham pertencido ao chamado “bloco socialista”.

Marx regressou às grandes universidades como as dos Estados Unidos. Mais ou menos todos os países da Europa, da América Latina, da América do Norte têm um Fórum Marx, um congresso internacional que se faz a cada ano ou dois. Em 2017, 2018, foram ainda mais importantes pelo 150º aniversário do Capital e pelo bicentenário de Marx.

O que julgo que é interessante agora é diferente: é regressar ao Marx político. Porque nesse regresso a Marx que aconteceu depois de 2008 parece-me que tinha voltado a ideia de Joseph Schumpeter de que o pensamento político de Marx é débil, é dogmático, mas a crítica da economia política é interessante.

“As pessoas diziam que Marx era um autor branco, europeu, eurocêntrico, que não serve para hoje.”

Penso que o que se pode passar nos próximos anos é voltar à teoria política de Marx e analisar novamente, com novos textos e com uma cultura política diferente, temas que têm uma forte atualidade ou que podem ser muito interessantes para nós hoje. Por exemplo, quando houve este fenómeno de voltar a Marx em muitos países, sobretudo nos Estados Unidos, a crítica contra Marx era que este era um autor que escreveu e pensou quase apenas o conflito entre capital e trabalho e por isso as pessoas diziam que Marx era um autor branco, europeu, eurocêntrico, que não serve para hoje.

No último trabalho que publiquei em português, tentei demonstrar como, na realidade, o Marx dos últimos anos é um Marx que é muito mais amplo do que as pessoas geralmente identificam com Marx. Agora passámos a ter uma ideia de Marx bastante diferente. Marx escreveu muitíssimo sobre as questões que têm forte atualidade. A questão ecológica, por exemplo, é um tema que nos ajuda a pensar o socialismo não como um desenvolvimento das forças produtivas como foi na União Soviética do século XX. Mas também nos riscos muito fortes não apenas para os trabalhadores, exploração, alienação etc. mas também para o planeta, para as questões ambientais.

Marx também foi um autor que pensou muitíssimo o tema da desigualdade entre o norte e o sul do mundo. Nesta década entre o fim da Internacional, 1872, e o ano em que Marx morreu, em 1883, temos muitos estudos em que Marx se preocupa com a realidade da Argélia e critica os colonialistas franceses, em que analisa novamente com mais instrumentos políticos e teóricos a Índia e toma uma posição muito forte, muito clara, contra o colonialismo inglês, em que se preocupa com a invasão espanhola do México, em que estuda a Indonésia, o Egito. É um Marx muito mais global.

“Marx pensava que a emancipação das mulheres tem de ser um elemento fundamental da sociedade socialista.”

E isto é claro também pelo que está no Capital. Agora que temos todos os manuscritos do Capital pode-se ler que Marx o queria completar, estava convencido de que poderia pelo menos fazer o segundo volume do Capital, mas também queria ampliar o ponto de vista. Não ter apenas a Inglaterra e a Europa como centro de análise, porque faltavam os documentos sobre outras partes do mundo, mas também analisar o capitalismo nos Estados Unidos depois da guerra civil de 61-65 e as alterações dramáticas que estavam a acontecer na sociedade russa a seguir ao fim da servidão em 1861, por exemplo.

Também é um Marx que se ocupa da questão de género, que fala da emancipação das mulheres e que diz que isto tem de ser um elemento fundamental da sociedade socialista. E que na nova sociedade o nível de emancipação se pode medir através do nível de emancipação da mulher, o que é um velho tema de Fourier e dos socialistas utópicos franceses.

Há ainda várias outras questões. Mas a questão mais importante para mim politicamente para repensar o socialismo é a ideia da liberdade do indivíduo. Há muitos documentos de Marx que estudam esta questão. Claro, não são livros, não são artigos publicados, são documentos fragmentários que um velho que estava muito cansado deixou.

Estes documentos não têm de ser considerados como uma Bíblia como foram anteriormente. Eu não penso que a esquerda hoje em Portugal, em 2019, tem de organizar uma política ecológica pensando no que Marx escreveu nestes manuscritos. Mas é muito interessante voltar a este Marx hoje, que penso que é a tarefa de uma nova geração, de investigadores e militantes.

O que tenho visto muito nos últimos dois anos, em todas estas conferências internacionais, é que pela primeira vez nas últimas décadas há um grande interesse das novas gerações por Marx. Depois de três décadas de pós-modernismo e de crítica de fragmentos da sociedade, há uma necessidade de voltar a fazer um discurso crítico sobre o capitalismo, também porque a crise económica que voltou em 2008 tornou-se rapidamente numa crise social e também numa crise de sistema político. Como sabemos muito bem na Europa. Em alguns países, há novos partidos que foram criados, organizados em poucas semanas ou meses, e que conseguiram tornar-se muito importantes. Ou noutras partes há uma rejeição da política muito forte.

Hoje há um novo debate sobre o pós-capitalismo. Penso que é interessante utilizar Marx neste debate e ver o que o tesouro que é a tradição socialista, que foi deixada de lado depois de 1989, nos pode oferecer para além de Marx. Há que analisar os problemas que existiam, as derrotas, as razões críticas e que reconsiderar positivamente muitas questões não apenas teóricas mas também de organização política que diferentes socialismos, marxistas ou não marxistas, nos podem oferecer. Para dar apenas um exemplo. Hoje fala-se muito de mutualismo que é uma velha questão que se falava no tempo de Marx mas sem se saber na verdade o que era este mutualismo.

 

Estão a surgir textos de Marx que desconhecíamos, acha que Marx ainda nos consegue surpreender?

A edição crítica retomou-se em 1998. Com a edição crítica podemos entrar na cabeça de Marx. E o que me interessa agora em Marx é que muitos dos novos textos, publicaram-se mais de 25 novos volumes, quase trinta, e a maioria dos textos que eram inéditos, mostram-nos um Marx que faz perguntas. Perguntas para si próprio: para onde ir, como seguir… É um Marx muito auto-crítico. Marx é nesse aspeto um bom mestre para os mais jovens. Mas é um autor que foi caraterizado pelo marxismo-leninismo do século XX como dogmático, esquemático, economicista, etc.

Aquilo de gosto muito é mostrar as perguntas de Marx porque também podemos aprender a partir das suas perguntas.

“Marx nunca foi dogmático, foi modificando partes importantes do primeiro livro do Capital depois de o ter publicado.”

A segunda questão é se nos consegue surpreender. Eu penso que sim. E vou a dar este exemplo do último Marx. Sempre se escreveu que Marx, depois da Internacional, morreu praticamente. Nos últimos dez anos não fez muitas coisas. Agora que temos as notas de Marx, os manuscritos, os cadernos, que mostram a direção que ele estava a seguir e queria continuar a seguir, apesar de não ter tido mais tempo, mais energia, mais saúde, vemos que não apenas Marx continuou as suas investigações, quando antes se dizia que ele as tinha parado, mas também que as ampliou a novas questões temáticas, novos países e também novas disciplinas.

Ou seja, sempre tínhamos considerado que Marx tinha chegado ao final da sua vida sem energia devido à vida terrível que tinha tido. Mas na verdade Marx não apenas continuou a investigação mas também a aumentou de forma quantitativa e qualitativa muito interessante. O problema é que esta investigação não terminou. Marx estava a lutar de forma fortíssima para completar o segundo livro do Capital ou para mudar algumas coisas interessantes do primeiro livro do Capital.

Dizemos sempre que não devemos ler Marx de forma dogmática mas Marx também nunca o foi. Marx foi modificando partes importantes do primeiro livro do Capital depois poucos anos de o ter publicado, quando estava a fazer a tradução francesa.

Um exemplo que eu apresento sempre é o que Marx diz: a minha crítica do capitalismo e a minha representação do capitalismo diz respeito à Inglaterra e eu penso na Europa Ocidental mas isso não pode ser um passe-partout, um esquema histórico, da Filosofia da História, que tem de acontecer em todas as partes do mundo, em todos os períodos e épocas históricas. E Gramsci entendeu-o e por isso estava a lutar tão fortemente contra o manual de materialismo histórico de Bukharin. São duas opções que agora sabemos que o próprio Marx conhecia e a sua crítica contra os primeiros marxistas dogmáticos valia não só na sua altura mas também para o futuro.

 

O que nos diria mais para nos apresentar a este velho Marx desconhecido de que fala no seu livro?

É um autor muito preocupado em analisar as formas, as formações pré-capitalistas. Penso que Marx analisa com muito mais rigor e com muitas mais fontes e materiais que agora tem como é possível para um modo de produção converter-se noutra coisa. Marx está muito atento ao estudo da etnografia, antropologia. Olha para as formas comunitárias, pré-capitalistas e para o debate sobre se estas se podem converter em algo comunista sem passar pelo sofrimento terrível do capitalismo.

Muitos marxistas dizem que isto não é possível. Não sabem que Marx escreveu claramente que isto é possível e que não se tem de passar pelo esquema: modo de produção asiático, feudal, capitalista e socialista como ele escreveu no famoso prefácio de 1859.

É um Marx que analisa muito a história de forma crítica. E essa é a razão pela qual prefere estudar e analisar mais e não publicar os materiais que já tem prontos.

É um Marx que também analisa as diferenças no capitalismo, as suas variantes. Porque há um capitalismo diferente que se vai desenvolver nos Estados Unidos e isto também dá uma imagem muito diferente do Marx dogmático que geralmente se representa.

Marx quase morre a terminar uma cronologia histórica dos eventos mais importantes, não apenas dos eventos económicos mas também dos políticos. E não apenas dos da Europa mas também de outras partes como por exemplo o Médio Oriente. Isso significa que Marx se preocupa em analisar eventos políticos, ideológicos, como por exemplo a função do Estado, que têm um peso e uma força no momento económico e que vão modificá-lo e que vão fazer com que o capitalismo que se encontra hoje é um capitalismo diferente do que se pode passar daqui a vinte anos.

Alguma desta reflexão, por exemplo sobre a comuna rural russa, a obshchina, que Marx estudou com tanto interesse, está a analisar-se com muito interesse na América Latina. Álvaro García Linera, o ex-vice-Presidente da Bolívia, publicou outra vez estes documentos agora com novos manuscritos para mostrar como a forma comunitária pode ser útil. Ou, pelo menos, para utilizar o antidogmatismo de Marx contra o dogmatismo dos partidos comunistas da Terceira Internacional.

Esta é a caracterização do último Marx: abrir-se a novas questões, ter uma perspetiva cada vez mais internacional e internacionalista, agora que lhe era possível estudar e ter vínculos mais fortes com o movimento operário internacional que estava a nascer lentamente também na Argentina, na Índia, na Rússia.

Marx morre antes da formação da maior parte dos partido políticos. Apenas existia o partido na Alemanha. Foi Engels que chegou a participar na IIª Internacional que foi a Internacional dos partidos políticos. Mas Marx sabia que havia outros companheiros, outros intelectuais críticos e militantes que seguiriam o trabalho que ele tinha deixou aberto.

 

Dá a conhecer um Marx que é um intelectual militante. Mas, por vezes fala-se num Marx dos académicos e num Marx dos militantes. Há mesmo esta separação? Que diálogos é que são possíveis entre estes dois universos?

Penso que é necessário fazer esse diálogo. Para o fazer teriam de acontecer duas coisas. A primeira é que os académicos têm de voltar é à função do intelectual crítico e militante. O intelectual hoje é pouco crítico. E isso encontra-se muito, por exemplo, nas análises sobre o que se passou na América Latina nos últimos anos: ou era uma defesa completa, total, dos governos da esquerda moderada, o PT de Lula, Kirchner na Argentina, o Chile, ou outras experiências, ou era uma defesa absoluta, dogmática, do “socialismo do século XXI” que também é uma definição da qual não gosto porque não significa nada. Ou seja, significa que não tivemos a força de voltar a analisar criticamente o socialismo passado e de dizer que socialismos queremos.

Intelectual militante significa que depois de 30 anos de desertificação não se pode ir a uma reunião política e ficar frustrado porque a maioria dos camaradas, sobretudo os mais jovens, têm de ser alfabetizados como se fazia no tempo de Marx. E, na verdade, nos últimos anos, houve pouquíssimas experiências desse tipo.

Sou de 76. E penso que sou sortudo em comparação aos que hoje têm vinte porque, pelo menos, vi o último episódio da história deste movimento operário do século XX.

“Os partidos não podem apenas seguir a atualidade. Têm de investir na formação política.”

Ou seja, também há que trabalhar nos partidos políticos. Não apenas na intelectualidade. E os partidos não podem pensar exclusivamente em seguir a atualidade política e fazê-lo de forma polémica, superficial. Têm de investir muito num processo de formação. E isto também nos movimentos sociais.

Quando falo em formação política não falo apenas em história do socialismo. Mas falo também de uma perspetiva internacional que é o que falta mais hoje na comparação com o passado. Ou seja, hoje em dia é muito difícil ter coletivos políticos ou redes sociais, ou grupos locais de partidos, nas quais nas reuniões políticas não se fale apenas no que se está a passar na autarquia ou no que os autarcas estão a fazer mas se fale também, como se fazia antes, das questões internacionais que têm um caráter de enorme formação política e são muito úteis para os jovens.

O mesmo vale para os sindicatos. Neste momento estou a fazer um curso de formação para todos os secretários gerais sindicais das regiões de Itália. Porque eles não têm nada. E desde há vinte anos que não têm nada. Não obstante, Itália era um país com uma formação incrível. A escola de Frattocchie do Partido Comunista e a escola da CGIL eram muito famosas. Podias gostar ou não, podias considerar moderadas demais ou não, mas era uma maneira de pensar a política e de fazer formação para os quadros. Não só para os quadros mais jovens mas também para os trabalhadores que se alfabetizaram e conseguiram níveis de formação importantíssimos.

Por último, nos movimentos sociais. Estes não podem pensar ocupar-se exclusivamente de uma questão, por exemplo o mercado bio ou a reciclagem, que são importantes e um trabalho que tem de ser organizado contra a ideia dogmática do partido comunista do passado.

Estes três mundos, que deveriam ser o mesmo mundo, devem encontrar-se e abrir-se mais, esforçar-se mais para o encontro, penso também que vão precisar de fazer um esforço para a pluralidade que é muito importante. Opiniões diferentes e competências diferentes têm de encontrar-se e têm de trabalhar juntas porque, em muitos países, estamos em condição de “ano zero”. O caso de Itália, lamentavelmente, é um caso emblemático neste sentido.

 

Há quem diga que a investigação sobre Marx está condenada a decair, há quem fale numa nova idade de ouro com novos investigadores e novas investigações, qual é a sua avaliação sobre o estado da investigação sobre Marx e sobre o marxismo?

Faço uma avaliação positiva se fizer uma comparação com os últimos vinte anos. Se virmos o número de publicações sobre Marx em diferentes países e em diferentes idiomas e também reedições dos livros de Marx em países como França, Espanha, Itália, já para falar só na Europa, é um número ridículo. Na segunda parte dos anos 80 e em todos os anos 90 há uma derrocada total.

Agora há um ciclo de expansão, um ciclo positivo, e muitas editoras prestigiadas pedem mais contribuições. O que está a faltar é renovar o Marx que se lê em comparação com o que atualmente sabemos dele.

O Marx que se lê hoje na maioria dos países, nos manuais, nos textos que circulam mais é o Marx do Manifesto do Partido Comunista, da Ideologia Alemã, dos Manuscritos Económico-Filosóficos de 1844, que é o texto que mais circulou em muitos países. Este Marx é interessante, fascinante, mas não tem nada a ver com a elaboração de Marx que foi feita com o Capital, como teórico, e depois do Capital na Internacional, com a Comuna de Paris ou com a análise e a interação com muitas partes do mundo, que é feito pelo Marx das últimas décadas.

A tarefa que tem uma nova geração de intelectuais críticos e militantes é de tentar renovar este Marx e permitir que uma outra nova geração o leia de forma diferente, que não é a forma do manual ortodoxo do marxismo-leninismo.

Também é preciso mostrar como Marx ainda tem muito para dizer sobre as temáticas que são interessantíssimas para nós. E também a crítica da política de Marx, agora estou a pensar na crítica dos outros socialismos, socialismo de Estado de Lassale, socialismo de mercado de Proudhon e muitos mais, é útil para revisitar criticamente o socialismo do século XX. O que não significa que vamos aplicar Marx mas que podemos entender uma ideia clara de anticapitalismo que ainda pode ser útil para nós, repensando as alternativas que é o que temos de fazer hoje na nossa sociedade.

 

Escreveu sobre a Iª Internacional: a história que nos é contada sobre esta é, muitas vezes, a história de como o sectarismo destruiu tudo. Há alguma razão de esperança na história da Iª Internacional ou é só a história de um fracasso?

Essa é a história de um chefe, Karl Marx, que organizou tudo. E certamente que Marx teve o papel mais importante da Internacional. E também é interessante relacionar a sua obra com a Internacional porque a maior parte dos estudos sobre Marx, biográficos, políticos, de teoria crítica, não consideram o Marx da Internacional que é o Marx da elaboração política mais importante com a exceção desses últimos textos, que são difíceis, apenas conhecemos a Crítica do Programa de Gotha que é de 1875 como texto em forma organizada mas que não foi publicado para não fazer um rombo no partido alemão.

Mas na Iª Internacional, há um protagonismo muito forte dos trabalhadores. E esta é extraordinária porque por ela passam pela primeira vez questões que serão emblemáticas na história do movimento operário. É a primeira que se fala na necessidade da fundação do partido político. É a primeira vez que se toma a decisão de ter a greve como instrumento fundamental de luta. A maioria das componentes da Iª Internacional eram contra a greve como por exemplo os anarquistas proudhonianos que eram muito maioritários em França e fala-se da coletivação das terras que é um tema que depois vai ser também importante no sul, no México, no Brasil… isto será analisado e escrito por Marx nestes congressos e foi aprovado em 1868/69.

Este protagonismo operário foi importante para Marx. Porque Marx não aprendeu apenas através dos livros. Também aprendeu a partir das condições concretas, como por exemplo da Comuna de Paris de 1871, de onde tirou a ideia de que não há que esperar que todas as condições políticas estejam perfeitas para começar a revolução. E foram os populistas russos que convenceram Marx que há que organizar o que se pode enquanto este desconfiava dos marxistas russos que esperam a revolução na Suíça, apenas a escrever artigos nos jornais.

Mas também é útil para nós olhar para a Iª Internacional como uma organização feita por humanos e não por divinos. Escrevia-se que a Iª Internacional era uma organização de milhões de trabalhadores e sentimo-nos muito fracos hoje quando sabemos o quão difícil é organizar um partido ou até um grupo. Contudo, a Iª Internacional era uma organização que tinha muitos problemas em organizar os trabalhadores nas fábricas, por exemplo nas grandes fábricas do norte da Inglaterra, e que tinha uma maioria de militantes que eram artesões porque estes eram os mais educados, eram aqueles que já se tinham resgatado e emancipado um pouco mais e tinham tido um pouco de tempo para aprender política.

A Iª Internacional tinha muitos problemas com os trabalhadores desqualificados. E esse é um problema enorme que temos hoje. Pensamos que no passado tudo era perfeito, tudo era lindo porque estava Marx a organizar tudo. Mas era muito difícil organizar a solidariedade internacional.

“A Iª Internacional cresce construindo política, militância e aceitando que há diferentes culturas que têm de trabalhar juntas porque assim têm mais força.”

Marx quase forçou a maioria dos dirigentes ingleses a colocar um operário irlandês como presidente da Internacional durante um certo período. Isso, para eles, era algo terrível. Mas Marx explicou claramente já nos anos 1860 (aqui não temos de esperar pelo último Marx) que o segredo da burguesia inglesa era dividir os operários, os pobres, o povo, entre irlandeses e ingleses, ou entre franceses e alemães. E há uma mensagem de internacionalismo que é muito forte como teoria e como organização prática.

E também penso que esta Iª Internacional é muito útil para nós hoje porque, lamentavelmente, temos um nível de desorganização política que não podemos fazer comparações com a IIIª Internacional que é muito estadual nem com a IIª que é uma Internacional de partidos políticos muito fortes.

A Iª Internacional é uma Internacional que vive e cresce construindo política, construindo militância. E também aceitando que há diferentes culturas que têm de trabalhar juntas porque assim têm mais força. Depois, claro, que há momentos e ruturas políticas como isto da participação no momento político que dividiu a internacional com a cisão dos anarquistas.

Penso que o momento atual de possível divisão é sobre este tema dos trabalhadores migrantes e também se utiliza Marx de uma forma muito abusiva quando se fala do “exército de reserva industrial” como se Marx estivesse a dizer que esses trabalhadores são maus porque vão baixar o nosso salário.

Pelo contrário, Marx preocupou-se com a imigração muito claramente. É outro tema que emerge neste último período. Claro que não escreveu nenhum artigo sobre isto. Até porque não era jornalista nesta altura. Estava nessa altura a lutar para completar o Capital. Mas quando o último Marx contribui para escrever o programa do Partido Socialista Operário Francês e pela primeira supera a importância de Proudhon em França, neste programa está escrito que os trabalhadores emigrantes tinham de ter o mesmo salário dos trabalhadores autóctones.

Estas ideias para nós são interessantes. Não apenas do ponto de vista historiográfico mas também pela prática política.

 

Desde o momento em que a Internacional começou essa formação de partidos até hoje muito mudou: a forma-partido ainda faz sentido?

A forma-partido é um tema imprescindível da experiência da Iª Internacional. Penso que a forma da organização política é imprescindível hoje também. Mas uma organização política tem de aprender que não pode utilizar as categorias do vanguardismo leninista do século XX ou as leituras dogmáticas dos partidos comunistas na América Latina que consideram o camponês como um pequeno-burguês quando o camponês para Marx é um sujeito eminentemente revolucionário porque pode trabalhar de uma forma distinta.

“Temos de tentar abrir os partidos a uma participação política o mais ampla possível.”

Também temos de fazer uma análise das formas políticas mas sem organização política a esquerda fica extremamente débil. Continuo a pensar que precisamos de formas de organização política que têm de ser muito democráticas. Temos de tentar abri-las de uma forma a uma participação política o mais ampla possível, sobretudo das novas gerações.

 

Então hoje qual o papel de um partido anticapitalista? E o que pode ser um partido marxista ou para que é o marxismo pode servir a um partido?

Há um tema muito interessante que é o dos primeiros partidos que se organizaram e que precisavam de fazer um programa político, que é o que falta hoje igualmente na maioria dos partidos da esquerda, um programa político claro mas também um programa político com compromissos. Porque estes são úteis e sobretudo ajudam o partido, a nova organização, a falar às massas populares.

Marx entendia isso. E nunca é sectário. Mas sabe que também tem de desempenhar o papel do intelectual crítico. E ele está muito interessado em falar da sociedade anticapitalista e demonstrar que é possível mudar, e é necessário se queres fazer uma sociedade de emancipação social e não só política, mudar radicalmente a sociedade capitalista.

“Onde haja exploração, Marx vai mostrá-lo claramente.”

E Marx não é suficiente. Precisamos de outras coisas. Também de outros socialismos do século XIX. Não apenas revisitar criticamente as experiências do século XX. O tema do mercado, ou o tema da planificação, o tema do modelo de desenvolvimento, ou da ecologia, são questões que necessitam muitas considerações, muitos autores e muitas experiências práticas.

Mas temos consciência que Marx oferece-nos sempre um olhar distinto sobre o modo de produção capitalista. Onde haja exploração, Marx vai mostrá-lo claramente. Onde haja possibilidades de construir uma sociedade plenamente emancipada, Marx vai mostrá-lo claramente.

E muito mais que outros socialistas, que outros socialistas como Bakunine, Proudhon, Lassalle, ou outras grandes figuras do século XIX.

Marx tentou escrever uma crítica do modo de produção capitalista não apenas no seu contexto histórico mas também como tendência, como crise de um modo de produção. E esta é a razão pela qual sempre o voltamos a utilizar, com dificuldades, com alterações, com necessidade de atualizações. Mas Marx continua a ser um autor imprescindível para pensar a alternativa ao capitalismo hoje.

 

Se as redes internacionais são fracas, se os partidos de esquerda estão em crise, o que fazer? Como construir esse programa?

As condições para mim são muito desfavoráveis. Não apenas na Europa mas também na América Latina. E a situação é ainda mais complicada na Ásia.

Portugal tem uma situação diferente. Temos ainda de ver como o Bloco vai aprender com as experiências dos partidos da assim chamada esquerda radical nos anos 90 e no começo do século XXI que estiveram em coligações políticas com os partidos socialistas, sociais-democratas ou democráticos e que foram identificados com estes partidos e foram completamente obliterados quando estes partidos não fizeram uma política de reformismo básico.

Para voltar à tua questão, penso que é necessário revisitar a história e a derrota histórica do socialismo que foi deixada de lado e não foi analisada. E hoje temos, quando temos forças políticas que estão numa tendência positiva ou não se preocupam em elaborar uma plataforma política ou têm uma plataforma política que é uma plataforma de social-democracia clássica dos anos 60 e 70.

Para mim foi muito interessante o que foi feito pela France Insoumise (e apenas neste sentido particular) porque pelo menos organizou um esforço de participação coletiva e foi identificada a necessidade de ter um programa político e de abrir esse programa a temáticas como a da ecologia, que tem de ser um tema central da esquerda anticapitalista hoje.

Se não se faz isto ou se continua nas instituições e apenas por lá ou a esquerda não vai a repensar questões que têm de ser repensadas também pelas alterações do capitalismo e da política.

Ainda há outra questão a repensar também. Eu não falo apenas da teoria mas também das formas da participação política. O Syriza era um partido que tinha 35% dos votos, ganhou as eleições com este nível de sucesso eleitoral mas era um partido que tinha 17 mil militantes quando Tsipras foi eleito. Se fizermos a comparação com o que acontecia nos anos 60 e 70 há uma distância enorme.

Como vamos reorganizar a forma política hoje, a participação política é um tema que tem de ser completamente repensado. Mas repensado utilizando a história do socialismo, revisitando criticamente os princípios do século XIX e as experiências políticas do século XX. Se abandonarmos isto vamos organizar definições muito simples mas que serão muito vazias.

Entrevista de Carlos Carujo

 

Categories
TV

The Moor’s Last Journey: An Intellectual Biography of Karl Marx (Talk)

Categories
Interviews

Marx liberato da stereotipi ammuffiti

Forte della pubblicazione di testi inediti di Karl Marx, Marcello Musto, professore associato di Sociologia teorica presso la York University di Toronto, analizza nel saggio Karl Marx. Biografia intellettuale e politica. 1857-1883 (Einaudi, pagine 329. euro 30), la vasta gamma di ricerche che il pensatore di Treviri condusse, unitamente alla critica dell’economia politica, intorno alle più diverse discipline e aree geografiche. Esse vanno, solo per citarne alcune, dalla analisi dello sviluppo del capitalismo negli Stati Uniti, all’evoluzione del’economia russa a seguito dell’abolizione della servitù della gleba, alla proprietà comune nelle società primitive, ai caratteri del colonialismo in Asia. Marx seguì con particolare acume i principali eventi della politica mondiale, sostenendo la lotta della Polonia per l’indipendenza, commentò le vicende della Guerra civile americana, appoggiando la causa dell’abolizione della schiavitù e quella per l’indipendenza dell’Irlanda.
Marcello Musto, i cui suoi scritti sono stati tradotti in oltre venti lingue, è autore delle monografie Ripensare Marx e i marxismi. Studi e saggi (Carocci 2011), L’Ultimo Marx 1881-1883. Saggio di biografia intellettuale (Donzelli 2016).

1) Professor Musto, Marx viene spesso descritto come eurocentrico, economicista e interessato solo all’analisi dell’economia e al conflitto di classe tra capitale e lavoro. Perché questa descrizione non corrisponde al vero?
Lungi dall’interessarsi solo del proletariato di fabbrica, Marx non tralasciò di evidenziare le potenzialità rivoluzionarie di altre soggettività ai margini della società capitalistica. Ciò avvenne soprattutto nell’ultimo decennio di vita. Inoltre, lo studio delle realtà extraeuropee e degli effetti nefasti prodotti dal colonialismo nelle periferie del globo occupò un posto tutt’altro che secondario nelle sue riflessioni. La critica al ruolo svolto dalle potenze occidentali nel sud del mondo è netta e inequivocabile. Aggiungo che, se avesse avuto più tempo, nei libri II e III del Capitale – che, come si sa, rimasero incompiuti – Marx avrebbe significativamente esteso oltre l’Europa il campo di analisi della sua critica dell’economia.

2) Lei sostiene che l’”Internazionale dei lavoratori” non fu creazione esclusiva di Marx. Quale fu il suo ruolo in seno all’organizzazione?
Diversamente da quanto propagandato dalla liturgia sovietica, l’Internazionale fu molto di più del solo Marx. Tra i vari gruppi che ne fecero parte vi furono i sindacati inglesi, i mutualisti francesi – entrambi, seppur per ragioni differenti, molto moderati – e gli anarchici vicini a Bakunin. L’impresa di riuscire a far convivere tutte queste tendenze nella stessa organizzazione fu indiscutibilmente opera di Marx. Le sue doti politiche gli permisero di tenere assieme ciò che appariva inconciliabile e assicurarono un futuro all’Internazionale. Fu Marx a scrivere tutte le principali risoluzioni dell’Associazione e a dare una chiara finalità all’Internazionale. Realizzò un programma politico non preclusivo, eppure fermamente di classe, a garanzia di un movimento che ambiva a essere di massa e non settario. In un’epoca nella quale il mondo del lavoro è costretto, anche in Europa, a subire condizioni di sfruttamento e forme di legislazione simili a quelle dell’Ottocento e in cui vecchi e nuovi conservatori tentano, ancora una volta, di dividere chi lavora da chi è precario, disoccupato o migrante, l’eredità politica dell’Internazionale riacquista uno straordinario valore.

3) Quali elementi delle analisi di Marx sulla Guerra civile americana hanno retto alla prova del tempo?
Marx intravide nella lotta contro la schiavitù in atto negli Stati Uniti uno degli eventi politici più rilevanti della sua epoca. Accanto alla fondamentale battaglia contro il razzismo, egli spiegò agli sprovveduti che si illudevano del contrario che “il lavoro di pelle bianca non può emanciparsi in un paese dove viene discriminato se ha la pelle nera”. La guerra tra poveri distoglieva le classi subalterne dalla lotta contro le vere cause delle ingiustizie sociali. Marx ripeté in numerose occasioni ciò che in molti oggi, anche a sinistra, paiono aver dimenticato: quando le classi dominanti, mediante la loro propaganda, riescono a dividere i proletari, le condizioni di vita di questi ultimi – non solo di quelli migranti ma anche degli autoctoni – sono sempre destinate a peggiorare. È un monito che va nuovamente spiegato con urgenza, nel drammatico contesto politico attuale.

4) Quali elementi di interesse offrono i Quaderni antropologici redatti dall’ultimo Marx?
Tramite questi studi, egli ampliò le sue vedute in merito a tematiche che giudicò molto considerevoli. Tra queste figurano l’emancipazione di genere, l’origine dei rapporti proprietari e le pratiche comunitarie esistenti nelle società precapitalistiche. Queste ricerche gli permisero di sfuggire al determinismo nel quale caddero non solo tanti suoi contemporanei, ma anche diversi suoi seguaci e presunti continuatori.

5) Nel corso del loro quarantennale sodalizio Marx ed Engels si confrontarono su ogni possibile tematica, ma Marx non parlò mai del come avrebbe dovuto essere organizzata la società del domani. Come lo spiega?
Marx volle decisamente distinguersi dai tanti pensatori che impiegavano il loro tempo a ipotizzare la struttura ideale della società socialista. Egli irrise questo modo di concepire la politica e ritenne che le questioni sul sistema perfetto per il futuro servivano soltanto a distrarre dalle lotte del presente. A suo avviso, la trasformazione collettiva non poteva avvenire in base all’applicazione di metastorici ordinamenti di organizzazione sociale, aprioristicamente concepiti da filosofi o utopisti. Marx fu un convinto assertore dell’autoemancipazione della classe operaia. Reputò che, quando sarebbero maturati i tempi, i lavoratori sarebbero stati in grado di liberare sé stessi e di trasformare la produzione capitalistica nel suo opposto, ovvero in una compiuta democrazia, in “un’associazione di liberi esseri umani che lavorano con mezzi di produzione comuni”. Se Marx si guardò bene dal “prescrivere ricette per l’avvenire”, ciò non vuol dire, però, che egli non abbia mai descritto cosa intendesse per comunismo. Per esempio, affermò chiaramente che la nuova società avrebbe dovuto essere basata sul ‘pieno e libero sviluppo di ogni individuo’, sulla diminuzione del tempo di lavoro a vantaggio del tempo libero e sulla fine della logica del possesso distruttivo insita nel capitale – i cui effetti drammatici egli riuscì a intravedere anche nei confronti della natura. Per Marx, comunismo significava maggiore ricchezza collettiva e non uno stato di miseria generalizzata.

Categories
TV

Karl Marx. Biografia intellettuale e politica. 1857-1883 (Book launch)